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Ocho trucos para evitar a los ladrones de plantas

Cada vez es más frecuente oír historias de cultivadores que han sufrido robos en sus cultivos de interior, sus jardines o sus terrazas. Los siguientes consejos pueden ayudarte a evitar robos y sustos.

En los últimos años ha aumentado exponencialmente la población de una de las especies humanas más despreciables: los ladrones de plantas de cannabis. Cada vez es más frecuente oír historias de cultivadores que han sufrido robos en sus cultivos de interior, sus jardines o sus terrazas. Los ladrones son cada vez más violentos y ya se han dado casos de agresiones a cultivadores, a veces de una violencia extrema. Los siguientes consejos pueden ayudarte a evitar robos y sustos.

Ocho trucos para evitar a los ladrones de plantas
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Ocho trucos para evitar a los ladrones de plantas
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Ocho trucos para evitar a los ladrones de plantas
Ocho trucos para evitar a los ladrones de plantas

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El mejor consejo para evitar que nos roben la plantación es que nadie imagine que allí se cultiva. Normalmente los que tienen más posibilidades de darse cuenta de que tenemos plantas son las personas más cercanas como amigos, familiares o vecinos, etc. La mayoría de la gente es buena y no robará nunca, pero también hay ladrones y a veces se encuentran entre el grupo de gente cercana. Evitemos que los vecinos sospechen que cultivamos, lo mismo con aquellas personas en las que no tenemos una confianza total o que sabemos que suelen hablar demasiado y contarle a otros lo que nosotros les hayamos confiado.

Los ruidos constantes son muy molestos para los vecinos; un extractor que emite un zumbido agudo o un ventilador que vibra y trasmite las vibraciones a la pared pueden desesperar a un insomne que intenta dormir de madrugada. Las bombas de agua cuando arrancan también son propensas a trasmitir vibraciones que pueden propagarse a través del suelo y oírse muy fuerte en el piso de abajo. Es recomendable intentar evitar todos estos ruidos y, cuando son inevitables, producirlos a horas en que no resulten muy molestos. Siempre será mejor regar a las doce de la mañana que a las doce de la noche o, peor aún, de madrugada.

Sé amable y no te enfrentes nunca con los vecinos. Si les caes bien es mucho más difícil que sospechen de ti. Conocí a un cultivador de lo más borde que cuando regaba las plantas del balcón lo hacía con manguera y el agua caía por la fachada como una cascada. No duró mucho cultivando; una mañana se encontró las plantas descogolladas, alguien había escalado hasta el balcón, era un tercer piso, y las había cosechado mientras él dormía. Seguramente, si hubiera regado con cuidado, nadie se habría percatado de que tenía plantas.

Que nadie te vea acarrear sacos de tierra o montones de macetas, dejar un rastro de hojas de maría cuando vayas a tirar la basura o echar grandes humaredas de aromático humo asomado al balcón con un porro del tamaño de un plátano. Si realizas alguna actividad que pueda llamar la atención, ten una excusa o una explicación preparada. Por ejemplo, he comprado tierra porque voy a plantar un pequeño huerto en macetas en mi terraza. De todos modos, ten en cuenta que nadie cultiva nada legal en invierno.

A veces, el exceso de seguridad puede ser una pista de que tienes un cultivo. Una casa con demasiadas rejas, alarmas y cámaras de seguridad parece que tiene algo valioso que proteger. El otro día pasé por un vieja casona cerca de donde vivo, está destartalada, vieja y con la pintura de las paredes desconchada, pero tiene una placa recién colocada que dice “casa protegida con alarma conectada a la policía”, y todas las ventanas están cerradas siempre. Sospecho que dentro hay un gran cultivo y, si hay ladrones por la zona, no tardarán en detectarla.

Cuando compres productos para el cultivo, paga en efectivo siempre que sea posible. Evita los pagos con tarjeta de crédito, especialmente si la dirección de facturación es la misma donde está la plantación. Tampoco recibas nunca pedidos de productos para el cultivo en la dirección en que se encuentra la plantación ni uses esa dirección para nada que tenga que ver con el cannabis (clubes de consumidores, asociaciones cannábicas, etc.). Tanta precaución puede parecer excesiva, pero más vale prevenir que quedarse sin plantas.

En cultivos de exterior a veces es muy difícil mantener las plantas completamente ocultas, no hay tantos jardines ni balcones que no se puedan ver desde la calle. Un truco que suele dar buenos resultados es colocar otras especies de plantas junto al cannabis para que pasen más desapercibidas. La forma de la hoja del cannabis es fácilmente distinguible para muchas personas, pero solo de cerca y si la pueden ver bien. Si lo que se ve es un grupo de plantas y arbustos diferentes, cuesta mucho más diferenciar la marihuana. Otro buen truco es colgar de las plantas frutos de plástico como tomates o manzanas para que las plantas parezcan de otra especie.

Cuando compres productos para el cultivo, paga en efectivo. Sé amable y no te enfrentes nunca con los vecinos

Los setos vivos llaman mucho menos la atención que las mallas de ocultación, pero requieren varios años hasta que son lo suficientemente densos como para tapar completamente las plantas. Hay que escoger especies de crecimiento rápido, que admitan las podas, frondosas y resistentes. El bambú es una buena opción, ya que además de formar un seto alto y denso, los duros tallos hacen que sea casi impenetrable. En balcones y terrazas se puede sembrar el seto en macetas grandes. En cultivos de guerrilla, la mejor protección se logra sembrando un seto vivo de zarzas. Tienen varias ventajas: son muy resistentes, crecen a gran velocidad y no solo tapan la visión, además tienen pinchos que impiden acercarse a las plantas. Siembra plantas aromáticas como jazmín, menta, romero, tomillo, lavanda, salvia o albahaca junto al cannabis. La mezcla de olores ayudará a disimular el aroma de los cogollos.

Cuando hay que ocultar unas plantas de los vecinos que miran desde arriba, por ejemplo, si cultivamos en un jardín pero hay cerca edificios altos desde los que se puede ver la plantación, lo mejor es instalar una malla de sombreo que tape las plantas. Las mallas se comercializan en distintos grados de sombreo, del diez al noventa por ciento. Las mallas del diez al treinta por ciento de sombra apenas limitan la cantidad de luz que reciben las plantas, pero al mismo tiempo dificultan mucho su identificación desde arriba, ya que no se perciben con claridad las formas de los objetos o plantas que hay debajo.

Por último, ¡ojo con las alarmas! Hace poco salió la noticia de un cultivador que fue descubierto cuando la policía acudió a su domicilio tras saltar la alarma. No capturaron al ladrón porque ya había huido, pero detuvieron al propietario por el cultivo.

 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #265

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