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THC, el componentente “cabroncete”

¿Qué mejor estrategia para escribir sobre este componente del cannabis que sumergirme en él? Dejar que corra por mis venas e invada mi cerebro. Con esta excusa me dispongo a dar una profunda calada de mi yerba, La Rica THC Rich, y empezar a escribir este artículo.

¿Qué mejor estrategia para escribir sobre este componente del cannabis que sumergirme en él? Dejar que corra por mis venas e invada mi cerebro. Con esta excusa me dispongo a dar una profunda calada de mi yerba, La Rica THC Rich, y empezar a escribir este artículo.

El THC es ese ingrediente de la marihuana capaz de hacer que todo parezca agradablemente cómico; capaz de dibujarnos una bella sonrisilla de satisfacción en nuestros rostros; capaz de hacernos hablar de teorías sobre el “quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos” hasta la madrugada; de ponernos los ojos rojitos y de hacer las risas más intensas con los amigos o en la soledad leyendo el TMEO.

En los casos en los que el THC es bien tolerado, podemos disfrutar de su cara más amable y placentera e incorporarlo en nuestra rutina de actividades lúdicas, incluso trabajar y cumplir bajo sus efectos con total eficacia, y hasta con una supervisión extra de nuestra parte por sabernos colocados. Pero el THC es también capaz de provocar efectos adversos a aquellos consumidores que le tienen cierta hipersensibilidad. Creo que casi todos tenemos amigos o conocidos a los que fumar cannabis les sume en un estado de incómoda introspección, ansiedad e incomodidad. En casos graves o de enfermedad mental, puede llegar a provocar confusión y paranoia. En ocasiones me he encontrado también con consumidores mayores, de largo recorrido, a los que un día empezó a sentarles fuerte el THC, casi siempre a raíz de circunstancias personales adversas, y se lamentaban de no poder disfrutar de fumarse un flay por temor a quedar atrapados en sus efectos. Lo mejor en estos casos es reconocerlo, asumirlo, dejar de consumir hasta encontrar información suficiente sobre nuestro problema y, lo más importante, buscar variedades con más CBD que THC o en la misma cantidad, pues el CBD amortigua los efectos psicoactivos del THC, suavizando e incluso anulando ese tipo de malas sensaciones al consumir.

Algunos también acusan al THC de ser el culpable de un supuesto efecto desmotivador en los consumidores; no estoy de acuerdo, me parece una excusa humana muy miserable lo de echar la culpa de nuestras limitaciones a una sustancia que, al fin y al cabo, somos nosotros mismos los que decidimos tomarla. No me cansaré jamás de recordar la importancia de disponer de una completa información sobre el cannabis que consumimos; esto evitaría los colocones accidentados, los malos viajes o las explicaciones equivocadas sobre el porqué de nuestras reacciones bajo sus efectos.

Amado, pero también temido, así veo yo al “cabroncete” THC. Yo lo amo y a la vez lo respeto, por ponerme siempre delante de un espejo y, tras mirar en lo profundo, ayudarme a sacar lo mejor de mí.

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