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Como fabricar CO2 en casa

Como fabricar CO2 en casa
Tengo un armario de cultivo de un metro cuadrado y me gustaría añadirle CO2, ya que me han dicho que las plantas crecen más y la producción aumenta. Pero cuando he mirado los precios de los sistemas para generar CO2 me he quedado parado: son muy caros y no me los puedo permitir. Un amigo me ha dicho que cree que se puede hacer CO2 de forma casera y bastante fácil. ¿Me puedes explicar cómo? Muchas gracias por tu información.
Anónimo

Hay tres formas fáciles de fabricar CO2 en casa. La primera y una de las más prácticas es fermentando agua azucarada con levadura de panadería. Es el mismo sistema que convierte el mosto de uva en vino. La levadura se come el azúcar y produce alcohol y dióxido de carbono. Basta con disolver doscientos gramos de azúcar en un litro de agua y añadir una cucharada de levadura de panadería fresca o deshidratada. A la temperatura típica de un cuarto de cultivo, la mezcla empezará a burbujear lentamente en una o dos horas. Al principio, la reacción es lenta pero poco a poco se va acelerando conforme las levaduras se reproducen. Por lo general, dura varios días y acaba en el momento en que se termina el azúcar o cuando la concentración de alcohol supera los quince grados y mata las levaduras. La mejor manera de lograr una producción continua es añadir una nueva botella con agua azucarada cada semana, si no queremos comprar levadura cada semana basta con añadir un poco de la mezcla de la botella anterior (siempre que todavía siga activa y burbujeando) para inocular las levaduras.

Una curiosa variación de este sistema consiste en calentar el agua azucarada, disolver un poco de gelatina, meterla en una botella y dejarla solidificar en la nevera. Una vez esté sólida se saca y se añade un vaso de agua con una cucharada de azúcar y otra de levadura. Una vez que la levadura revive y se activa irá disolviendo la gelatina y comiéndose el azúcar más lentamente que si está en forma líquida, por lo que la botella puede durar fácilmente hasta tres semanas y la producción de dióxido de carbono es más constante durante todo ese tiempo. También se puede preparar un recipiente más grande de cinco o diez litros para que no sea necesario renovarlo tan a menudo. No se debe llenar nunca los recipientes completamente, hay que dejar al menos un tercio del volumen libre para que quepa la espuma que se produce durante la fermentación y no se derramen.

Como el CO2 pesa más que el aire y tiende a caer al suelo, es conveniente colocar los recipientes en alto o, al menos, poner un ventilador junto a ellos para que ayuden a elevar el dióxido de carbono y mezclarlo por todo el cuarto de cultivo.

Siempre hay que usar levadura de panadería, no vale la levadura química, ya que esta última no se come el azúcar y, por tanto, no crea la fermentación necesaria. Sin embargo, la levadura química o el bicarbonato sódico también se pueden emplear para producir dióxido de carbono. Basta con mezclarlo con vinagre para que se produzca una reacción química que libera CO2. En mi opinión, no es tan práctico como el sistema de la fermentación, pero si tenemos acceso fácil a estos dos productos también sirven. Es una reacción que se produce instantáneamente, por lo que no nos interesa mezclar todo el bicarbonato con todo el vinagre de una vez, pues haríamos demasiado CO2 en el momento y luego ya no más. Lo más práctico es poner en un recipiente grande como un cubo una buena cantidad de bicarbonato (un kilo, por ejemplo) e ingeniarse la manera de que el vinagre vaya cayendo gota a gota en el cubo. Con cada gota se producirá un poco de CO2, por lo que regulando la velocidad del goteo regularemos al mismo tiempo la producción de CO2.

Las cáscaras de huevo tienen el mismo efecto que el bicarbonato cuando se mezclan con vinagre, pero la reacción es más lenta y progresiva, al igual que sucede con la gelatina y la levadura. Si somos aficionados a los huevos podemos ir añadiendo las cáscaras de los huevos que consumimos a un recipiente lleno de vinagre, que las disolverá y liberará dióxido de carbono. Cuando veamos que el vinagre ya no reacciona con las cáscaras, es hora de tirarlo y renovarlo por vinagre nuevo.

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