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Pastel de cannabis

Ilustración: Pastel de cannabis
Hace una semana preparamos para el cumpleaños de un amigo un pastel de chocolate y cannabis, al que le añadimos diez gramos de cogollos de Critical Bilbo. Estaba buenísimo y todos (éramos diez) nos comimos los dos trozos que nos tocaban antes de que empezara a hacer efecto. Cuando nos subió, flipamos. Ya sabíamos que tocábamos a un gramo por persona, pero pensamos que con el pastel y tal, se desaprovecharía una parte. La verdad es que no nos podíamos imaginar que nos pudiera subir tanto. Menos mal que todos éramos bastante fumetas y ninguno se agobió, porque estuvimos tirados y colocadísimos como cuatro horas; el efecto era casi alucinógeno. ¿Qué pasa con el cannabis cuando lo comes?, ¿es normal que nos subiera tanto?
Roger

Lo que sucede cuando se come el THC es que el cuerpo lo transforma en otra cosa. Concretamente, cuando llega al hígado es metabolizado en 11-hidroxi-THC. Este metabolito es más potente que su primo el THC, según los diferentes estudios, entre un 20 y un 300% más. En otras palabras, es normal que os subiera mucho, puesto que además la dosis era muy alta y, al contrario de lo que pasa cuando se fuma, al comer cannabis se aprovecha todo, nada se desperdicia.

Cuando se fuma cannabis, el THC atraviesa la delgada pared de los pequeños capilares de los pulmones y llega a la sangre. Desde los pulmones, la sangre lleva el THC directamente al cerebro, donde se absorbe y provoca los efectos psicoactivos. Sin embargo, una parte del THC pasa al cerebro, continúa en la sangre y llega poco a poco hasta el hígado. Allí, el THC es metabolizado en 11-hidroxi-THC y devuelto a la sangre. Cuando este metabolito llega al cerebro provoca sus propios efectos, más potentes y algo más sedantes que los del THC. El efecto bifásico del consumo de THC se refiere a esta doble intoxicación, con THC y 11-hidroxi-THC. Los distintos efectos producidos por estas dos sustancias explican las dos fases clásicas de fumar cannabis: primero estimulación y luego relajación. Comer o beber preparaciones de cannabis provoca también un efecto bifásico pero mucho más pronunciado. Cuando el THC es absorbido en el estómago y el intestino pasa a la sangre, que lo lleva al hígado, donde es metabolizado y convertido en 11-hidroxi-THC rápidamente. Desde el hígado, la sangre lo lleva al cerebro. No todo el THC se convierte en 11-hidroxi-THC, pero sí la mayoría, y llega al cerebro rápidamente, donde produce efectos mucho más fuertes que al fumar cannabis. Los efectos del THC y el 11-hidroxi-THC son similares pero no son iguales. Dejando de lado la potencia, el THC es más estimulante, mientras que el 11-hidroxi-THC resulta más narcótico y relajante. Los efectos aparecen de forma más intensa y duran más tiempo que los producidos por el THC. Casi toda la psicoactividad derivada de comer cannabis se debe al 11-hidroxi-THC, razón por la cual los efectos carecen de la fase estimulante propia de fumarse un porro y son fundamentalmente narcóticos, relajantes y alucinógenos.

Los pasteles de cannabis suelen dar más problemas que alegrías, puesto que generan numerosas sobredosis. No son peligrosas desde el punto de vista de la salud del consumidor, pero pueden resultar muy agobiantes; de hecho, no es raro que la gente acabe en urgencias, asustada por los efectos. El único tratamiento es dejar pasar el tiempo y tomárselo con calma; en unas horas se habrá pasado.

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