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Mossy Giant, el gigante psicoactivo

Pieter van Tongeren (Países Bajos, 34 años) mide dos metros con diez centímetros y Mussy Giant (Gigante Musgoso) es el nombre de guerra con el que firma una obra en la que confluyen hippies, osos, duendes, furgonetas, tractores, setas y cannabis. Sus pinturas, dibujos y diseños conforman una bucólica psicodelia puesta al servicio del mundo cannábico, para el que trabaja casi en exclusiva. Pocos artistas hay como él, tan entregados a la lucha contra el estigma prohibicionista que pesa sobre el cannabis, los hongos psicoactivos y sus usuarios. En las páginas que siguen nos internamos en el bosque de su mente y de su obra.

Respecto a tu nombre artístico, lo de Giant se entiende, pero ¿por qué Mussy (‘musgoso’)?

En el 2016 pasé unos meses en Los Ángeles, trabajando con un grupo de amigos en la creación de la obra de arte para la marca Hemp Apparel llamada Recreator. Mi nombre de artista por aquel entonces era PTRTJ, que tiene todo el sentido del mundo en el idioma holandés, pero que era una pesadilla explicar y pronunciar en países extranjeros. Llevaba tiempo pensando en un nuevo nombre artístico, cuando visitamos allí en Los Ángeles una conferencia espiritual hippie que se celebraba en una antigua iglesia. Mientras caminábamos por el lugar vimos un crucifijo gigante en la pared completamente cubierto de musgo, era una pieza de arte bastante chula. Así que empezamos a bromear sobre el “Jesús musgoso”, diciendo que yo debería llamarme Jesús Musgoso. Pero no me sentía cómodo con el nombre de Jesús porque no puedo convertir el agua en vino, tan solo el agua en orina… Después de aquel viaje, volví a Holanda y la parte musgosa seguía apareciendo en mis pensamientos cuando pensaba en un nuevo nombre. Y una noche ¡se me ocurrió! Me di cuenta de que soy un verdadero gigante, aunque primero dudé, porque llamarse a sí mismo gigante en la escena del grafiti o del arte significa que eres el rey, y no lo soy. Pero el caso es que soy un verdadero gigante por mi talla física: mido dos metros y diez centímetros, así que el nombre de Gigante Musgoso tenía todo el sentido. Un Mossy Giant es también un árbol. Los árboles son musgosos y son gigantes. Árbol es también una palabra del argot inglés para referirse a la hierba (to smoke tree). Mi arte contiene temas terrosos y naturales, así que el nombre encaja como un guante con mi arte. Fue un gran cambio adoptar ese nombre, es el alter ego perfecto para mí.

¿Por qué te dedicas casi exclusivamente al mundo del cannabis?

Porque el cannabis es el recurso natural más poderoso conocido por la humanidad. Desde que empecé a aprender sobre el cannabis y todos sus usos, sentí que tenía que dedicar mi talento a poner esta maravillosa planta bajo una luz positiva que ayudara a levantar los estigmas que la rodean. Por lo general, los artistas y los creativos terminan en las agencias de publicidad y utilizan su talento para hacer obras enfocadas a vender productos que en su mayoría son destructivos para el planeta y la vida animal. Ayudan a impulsar el consumismo extremo. Quiero que mi arte se utilice para algo positivo, y lo más positivo que se me ocurre es el cannabis, así que quiero ayudar a impulsar el consumismo extremo de un producto que tiene miles de usos diferentes, desde el medicinal al alimenticio, desde el recreativo al espiritual, pasando por el uso en la construcción o en la confección de ropa o en mil cosas más. La conclusión es que quiero que mi arte desempeñe un pequeño papel en la desestigmatización y legalización del cannabis.

Hemos visto tu firma en marcas de semillas, en carteles del museo del cannabis, en bares y en portadas de discos. También hemos visto en tu web que vendes serigrafías de tus obras en series limitadas. La pregunta es: ¿vives de tu arte o tienes que buscarte otros trabajos alimenticios?

Vivo de mi arte. Llevo diez años trabajando como artista de encargo. Por supuesto, no lo hago solo y estoy muy agradecido a todas las personas con las que he trabajado en los últimos años. Por ejemplo, el equipo de Exotic Seed, de Madrid, ha sido un gran proyecto que me ha servido de trampolín en el comienzo de mi aventura artística. Me han permitido hacer arte loco para su marca y mostrarlo a los ojos de la comunidad cannábica. Tengo que mencionar que mi trabajo no consiste únicamente en crear arte loco, también hago diseño gráfico. Me formé como diseñador gráfico en Estados Unidos y me gusta mucho combinar el arte detallado y caprichoso con un diseño gráfico limpio y nítido. Conseguir ese equilibrio es una sensación maravillosa. Esta es también la habilidad que aporto a mis clientes del sector del cannabis. Mis días se dividen entre el dibujo y el entintado por las mañanas, y por las tardes me dedico al trabajo informático, a los clientes y a las cosas relacionadas con la tienda web. Llevo puestos muchos sombreros en mi profesión; no es solo hacer arte, se trata de dirigir un negocio.

¿Qué ilustradores o pintores te han influido?

Al salir de la escuela me influyó mucho un artista austriaco llamado Ata “Toast” Bozaci: cuando vi su obra supe que tenía que aprender a dibujar como él. Me quedé fascinado e inspirado. Todos los años aparecen muchos artistas que respeto profundamente y de los que tomo prestados elementos que incorporo a mi propia obra. Nunca me acelero; se trata de mezclar estos nuevos elementos con mi estilo, haciéndolos míos. Debido a mis múltiples intereses por el arte y por la vida en general, mi estilo siempre está evolucionando. Puede que esto no sea obvio para el espectador, pero para mí cada nuevo dibujo es diferente al anterior. Aprendo con cada obra nueva y trato de esforzarme para dibujar cada vez mejor. Puede que añada un nuevo personaje o que dibuje un gnomo con un estilo diferente o que los pelos de la barba del hippie tengan un aspecto distinto. Cuando miro los trabajos más antiguos suelo sentirme avergonzado, lo cual es una buena señal, porque significa que sigo mejorando. Dominar mi oficio supone un viaje continuo. Actualmente estoy estudiando los estilos de sombreado de Jean Moebius Giraud y Enki Bilal. Estuve en una librería de segunda mano y cogí un montón de cómics de estos dos maestros, y ahora me paso una hora al día copiando elementos de sus obras en mi cuaderno de bocetos, de esta manera puedo sentir cómo dibujan y apropiarme algo de su estilo: ¡subir de nivel!

¿Cómo influye el cannabis en tu trabajo?, ¿fumas mientras dibujas?

El cannabis ejerce un gran papel en mi vida y, para sorpresa de la mayoría de la gente, no fumo mientras renderizo y entinto mis obras. Cuando estoy en mi estudio trabajando estoy completamente sobrio; quiero estar completamente equilibrado cuando trabajo en piezas tan detalladas. Por supuesto, he fumado en muchas ocasiones dibujando y entintando, pero entonces el proceso de pensamiento se involucra demasiado en el dibujo, y un dibujo tiene que salir de la mano, no de la cabeza. Para mí, el cannabis empieza a desempeñar su papel por la noche, para terminar el día y sentarme a mirar el trabajo realizado durante la jornada. Me encanta fumar un buen porro o consumir un producto comestible y, a continuación, sumergirme en mis dibujos, y ahí es cuando los miro y edito y se me ocurren formas de mejorarlos. Luego escribo y esbozo estas ideas en mi cuaderno de bocetos y las traigo al estudio al día siguiente. Este proceso se repite una y otra vez en mi día a día. El esbozo es un proceso en el que me gusta estar supercolocado, porque ahí sí necesito que mi mente llegue a visiones y pensamientos locos. Cuando estoy esbozando ideas para nuevos trabajos, lo suelo hacer por la noche. Estar bien colocado de cannabis potencia mi creatividad hasta el infinito, realmente estimula mi capacidad de contar historias y crear composiciones locas. También estimula mis ganas de trabajar. Al contrario de lo que se suele pensar, creo que el cannabis es un energizante extremo si no te sientas en el sofá y enciendes la televisión; si te sientas a trabajar de verdad, te absorbe lo que tienes delante.

¿Qué variedades prefieres?, ¿índicas o sativas?

Hombre, todo depende de la situación. Cuando me encuentro, durante el día, en un evento, me gusta estar con energía y sociable, entonces elijo una variedad sativa. Pero como soy un fumador nocturno, normalmente me quedo con mis cepas índicas o híbridas, para tranquilizarme y asentarme en la noche.

Después de fumar, ¿dulce o salado?

Tengo que optar por el dulce. A veces mi mujer me manda ir a la cocina y prepararle un pastel; normalmente, hago mi pan de plátano matador. Así que sí, definitivamente, dulce.

También defiendes el uso de setas mágicas.

En primer lugar, las setas, en general, sean psicodélicas o no, son criaturas increíbles. No entran en la categoría de los humanos o de las plantas, tienen la suya propia. Cuando leí que los hongos están más emparentados con el genoma humano que con el de las plantas me quedé boquiabierto. Tiene sentido que podamos aprovechar los beneficios medicinales de los hongos simplemente porque funcionan muy bien con nuestra naturaleza, al igual que con el cannabis, para el que nuestro cuerpo tiene receptores cannabinoides. Los hongos son criaturas fascinantes y, además, son increíbles para dibujar. Ahora, además, están estas emocionantes investigaciones con la psilocibina, con ensayos muy prometedores en lo que respecta a la salud mental. Para mí, esto es otra manera de joder a las grandes corporaciones farmacéuticas. En lugar de una adicción de por vida a pastillas carísimas, encontramos en un simple hongo mágico una gran ayuda potencial para enfrentarnos a esta crisis global de salud mental. La naturaleza tiene la respuesta de nuevo.

“Desde que empecé a aprender sobre el cannabis y todos sus usos, sentí que tenía que dedicar mi talento a poner esta maravillosa planta bajo una luz positiva que ayudara a levantar los estigmas que la rodean”

¿Cómo han influido los psicodélicos en tu vida y en tu trabajo?

En lo que respecta a mi propia vida y trabajo, he tenido un puñado de experiencias psicodélicas recreativas con setas y LSD. Maravillosas aventuras de deformación de la realidad con amigos en la naturaleza. Siempre salí de las experiencias sintiéndome renovado y refrescado, y fueron muy divertidas y extremadamente terapéuticas. Ahora estoy en un punto de mi vida en el que no tengo tiempo para tomarme los fines de semana completos para viajar. Soy padre de una maravillosa y dulce niña de tres años llamada Lea, y ahora mis fines de semana y mi tiempo están repartidos entre la familia y el trabajo. Lo que sí he descubierto para trabajar son las microdosis de Psiloscybe cubensis, de la variedad Golden Teacher, mezcladas con cacao crudo. Tomar dos veces a la semana una dosis subperceptual (por debajo de la percepción), de 0,2 g, me ayuda realmente con mi claridad mental, concentración y bienestar general. Hago esto dos veces al año durante diez semanas seguidas, siguiendo el protocolo establecido por James Fadiman.

Además de tu experiencia con las microdosis, ¿algún viaje psicodélico que quieras compartir con los lectores?

En Estados Unidos, en la universidad, conocí a uno de mis mejores amigos. Jugaba con él al baloncesto universitario en Evansville (Indiana), y me inició en todas las “drogas”: me hizo fumar mi primera cazoleta (los americanos fuman cazoletas) y me introdujo en las setas y el ácido. Cuando me gradué y dejé de jugar al baloncesto, quise probar todo esto y él fue mi chamán. Me mudé a Indianápolis y fuimos compañeros de piso durante un año, aprovechando los fines de semana para ir de aventuras inducidas por las drogas, quemando hierba y comiendo setas. Mi hermano menor vino y se quedó con nosotros durante tres meses, y juntos decidimos ir de aventura en kayak por un río en el país de los paletos, en Indiana. Era un viaje de ocho horas y, justo antes de subirnos a los kayaks, nos comimos un montón de sándwiches de mantequilla de cacahuete y mermelada con una enorme dosis de setas. Mientras navegábamos por aquel río tranquilo, no demasiado salvaje, nos topamos con una pequeña isla en la que decidimos parar. Ninguno de nosotros sentía el efecto de las setas a pesar de haber comido un montón. Pensamos que serían de un mal lote y estábamos un poco decepcionados, pero, en fin, era un gran día y el sol brillaba y todavía teníamos un montón de hierba, así que decidimos fumar un gran trócolo. Y justo después de fumarnos ese porro, el hongo nos dio de lleno. Quiero decir que empezamos a viajar muy bien. Nos quitamos la ropa, nos cubrimos el cuerpo con barro del río, nos colocamos nuestras camisetas a modo de sombrero y nos pusimos a bailar en esta pequeña isla que ahora era nuestra. Mi hermano y mi amigo son tan altos como yo, así que éramos tres gigantes desnudos cubiertos de barro bailando. Lo gracioso fue que otras personas que habían alquilado también kayaks pasaron por delante. La mayoría eran familias típicas con niños, y asistieron al espectáculo que estaban dando tres gigantes de barro bailando y entrechocando sus pelotas en esta pequeña isla de Indiana.

Los dos personajes que habitan tus obras son el hippie y el oso. Con toda la variedad de especies animales y especímenes humanos, ¿por qué un hippie y un oso?

El oso es el animal terrestre más poderoso que existe: es el protector de toda la cadena alimentaria en la Tierra. Sin una población sana de osos, todo el ecosistema se derrumba, por lo que es un animal muy importante para el resto de la naturaleza. El oso también es un animal peligroso, pero parece tan amistoso y mimoso: uno quiere ser amigo de un oso, pero desgraciadamente en la vida real esto nunca puede ocurrir. Para mí, el oso personifica la energía infantil y desenfadada de mis dibujos. El hippie, en cambio, es el arquetipo del viejo sabio. Todas las culturas tienen el mito del viejo sabio, por lo que resuena en todas las personas del planeta a un nivel subconsciente muy profundo. El hippie es sabio y un poco más serio, incluso un poco sombrío a veces. No hace falta decir que me veo un poco identificado con este personaje. Al unir al oso y al hippie se crea un feliz equilibrio. La energía alegre e ingenua del oso se equilibra con la del viejo hippie sabio, y viceversa. También siento una gran fascinación por toda la época del Flower Power de los años sesenta; fue una época radical y, en ese sentido, sigue viva a través de mi hippie.

También tus ilustraciones están llenas de gnomos, bichos, bosques, bicicletas y viejas furgonetas que parece que se van a romper antes de llegar a cualquier destino: ¿para cuándo una nueva furgoneta para el hippie?, ¿es que no crees en el progreso tecnológico?

Hay algo importante en una vieja furgoneta Volkswagen que lleva demasiado tiempo en la carretera. Me gusta cuando las cosas tienen alma de viejo, y los coches nuevos no tienen eso. Prefiero mirar una furgoneta hippie que un nuevo Tesla superelegante. El progreso tecnológico es genial hasta cierto punto, pero a veces está bien olvidarse de la tecnología y encontrar las soluciones que nos da la Madre Tierra. Volver a la naturaleza, salir de nuestras pantallas y sentarnos bajo un árbol a mirar una flor. Eso es progresar, ¿no?

Parece que en un futuro no muy lejano el acceso al cannabis y a las setas será legal, ¿crees que el mundo cambiará en algo?

Si el cannabis y las setas se legalizan y damos al mundo acceso a estos recursos de forma correcta –con chamanes y psicoterapeutas formados enseñando a la humanidad sobre ellos, etc.–, creo que el mundo cambiará de forma imprevisible. Tenemos que dejar la propaganda del miedo y liberar a estas plantas y hongos y experimentar los beneficios que pueden dar a esta comunidad global. Imagínate poder cultivar tus propias plantas en tu jardín trasero sin temor a ser perseguido. La gente disfrutará cultivando una planta, cuidando de un ser vivo, limpiando CO2 del medioambiente y, al final, cosechando hierba para un año, hierba que te mantiene a ti y a tus amigos felices, sanos y saludables, lo que tendrá un gran impacto en el planeta.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #291

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