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Un precursor llamado Lichtenberg

Máximo precursor de la modernidad en todos sus ámbitos, desde los fluidos eléctricos al arte conceptual, desde el humor negro al estudio de los sueños, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) merece, contra los hábitos misceláneos de nuestra sección, una entrega monográfica de “Casi Nada”. Sigue un puñado de perlas extraídas de sus Cuadernos, publicados un año después de su muerte con el título de Aforismos. Hacia 1777 anotaba en sus páginas una frase que conservaría plenamente su sentido si sustituyéramos la palabra “vino” por el término “cannabis”: “Solo se alegan contra el vino las malas acciones a las que induce, pero también provoca cientos de buenas acciones que no son tan conocidas”.

Máximo precursor de la modernidad en todos sus ámbitos, desde los fluidos eléctricos al arte conceptual, desde el humor negro al estudio de los sueños, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) merece, contra los hábitos misceláneos de nuestra sección, una entrega monográfica de “Casi Nada”. Sigue un puñado de perlas extraídas de sus Cuadernos, publicados un año después de su muerte con el título de Aforismos. Hacia 1777 anotaba en sus páginas una frase que conservaría plenamente su sentido si sustituyéramos la palabra “vino” por el término “cannabis”: “Solo se alegan contra el vino las malas acciones a las que induce, pero también provoca cientos de buenas acciones que no son tan conocidas”.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #250

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