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¡Coge las torrijas por el mango!

Torrijas de almendra con Mango Cream Auto

Ya va siendo hora de darle una vueltecita a la receta clásica de las torrijas de leche. Vamos a hacerla más deliciosa, más tolerante (sobre todo a la lactosa) y más torrija que nunca con nuestro toque especial de Mango Cream Auto.

Ingredientes para 8 torrijas

  • 8 rebanadas de pan
  • 4 huevos
  • 1 l de leche de almendras
  • 50 g de azúcar
  • 1 rama de canela
  • La piel de una naranja
  • Un chorrito de Amaretto
  • 1 mango para acompañar
  • 3 cs de azúcar y 2 cs de canela en polvo
  • ½ l de AOVE para freírlas
  • 4 g de cogollos de Mango Cream Auto

Para cannabizar esta golosa receta he seleccionado la Mango Cream Auto, de Exotic Seeds, que regalamos con la revista de marzo del pasado año. Esta exquisitez destaca sobre todo por los aromas dulces y afrutados que sus creadores han conseguido otorgarle. Es una planta preciosa y fácil de cultivar. Sus efectos son principalmente índicos, potentes y relajantes pero sin dejarnos groguis. Su mamá es la Mango Cream feminizada y sus papás son la Blueberry y la New York City Diesel.

Instrucciones

Hay mil formas de preparar estos tradicionales dulces de Semana Santa según el lugar donde nos encontremos. Las hay con miel, con vino, con pan de molde, con pan duro, etc. Como veréis, nosotros las vamos a preparar con leche de almendras, pero podemos elegir la que más nos guste: de soja, de avena, de arroz, incluso de vaca si queremos. Eso sí, recomendamos que sea una leche con cuerpo, consistente y sabrosa, pues si es una leche muy ligera, el pan no la absorberá igual.

Vamos a comenzar aromatizando la leche de almendras con la canela y la corteza de naranja. Lo ponemos todo en un cazo y lo llevamos a ebullición. Cuando hierva lo retiramos del fuego, añadimos el azúcar y lo dejamos reposar cinco minutos tapado. Para incorporar la marihuana colamos la leche ya reposada y la ponemos al baño maría para que nunca sobrepase los 70 u 80º. Añadimos la marihuana picada, movemos hasta que esté completamente sumergida y lo dejamos de 20 a 30 min. Después lo filtramos con un colador de tela, añadimos el Amaretto y dejamos que se enfríe.

Para continuar podemos ir cortando el pan en rebanadas gruesas, de un dedo pulgar de ancho más o menos. Después iremos sumergiendo las rebanadas en la leche superinfusionada hasta que estén bien empapadas por ambos lados. Cuanto más empapadas estén, más jugosas quedarán después, pero hay que tener cuidado de que no absorban tanta leche que no podamos manipularlas y se nos rompan. Ahí está la clave de esta receta.

Una vez bien empapadas batimos los huevos y ponemos el AOVE a calentar en una sartén. Cuando esté caliente, a unos 170º, vamos pasando las rebanadas empapadas por el huevo y friéndolas una a una por ambos lados. Al alcanzar el dorado necesario las sacamos a un plato con papel absorbente para evitar el exceso de aceite. Una vez fritas, mezclamos en un bol las cucharadas de azúcar y canela y espolvoreamos por encima la mezcla por ambos lados. Para finalizar, cortamos el mango en daditos pequeños y lo ponemos de guarnición para refrescar y potenciar los maravillosos terpenos que nos aporta la Mango Cream Auto.

Espero que os gusten y que las disfrutéis, siempre con precaución: más vale un vuelo rasante que una caída empicado.

Torrijas de almendra
LA DOSIS CORRECTA

Se estima que medio gramo por persona si no es usuaria de cannabis es una dosis suficiente para sentir los efectos. Si eres consumidor habitual la tolerancia hacia la sustancia activa hará que necesites el doble: un gramo. No olvides que durante la digestión el THC se convierte en una molécula más potente que propicia una experiencia retrasada y hasta tres veces más intensa que con una cantidad similar fumada. El efecto tarda entre 30 y 90 minutos en mostrarse en todo su esplendor, y puede llegar a mantenerse hasta 8 horas.

Dado que no todas las hierbas son iguales y que todos somos diferentes, estos consejos sobre cantidades y efectos son orientativos. Es al comensal al que corresponde encontrar su medida. La prudencia siempre es buena consejera.

Fotos

coimagen

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #244

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