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Estuve cuatro años viviendo con unos amigos y acabé muy harto por los problemas de convivencia. Después viví nueve años en pareja; los tres últimos fueron un infierno porque mi chica y yo no parábamos de pelear, y nos costó comprender que se nos había acabado el amor con tanta bronca. Después de separarnos estuve tres años sin pareja, y estuve muy bien: descubrí que me encanta vivir solo, y me di cuenta de que no quería volver a compartir techo con nadie, porque veo muy claro que los problemas de convivencia van matando el amor y la amistad lentamente. Hace un año que me enamoré de una chica maravillosa, pero me pidió hace un mes que nos fuésemos a vivir juntos. Desde entonces estamos en una crisis terrible, porque ella cree que las relaciones tienen que evolucionar y que si no nos vamos a vivir juntos, nos vamos a estancar como pareja. Estamos hablando mucho sobre el tema, tratamos de escucharnos y negociar con amor. Yo a ella la entiendo, y ella me entiende a mí, pero no encontramos la manera de arreglar esto, porque estamos en un momento en el que, para poder seguir juntos, uno de los dos tiene que ceder. Ayer me dijo que quizás si no nos ponemos de acuerdo es mejor que nos separemos, y yo me siento fatal: no quiero separarme y no quiero vivir con ella, pero, si no cedo, puedo perderla, y siento mucho dolor. ¡Yo la amo! A ratos me siento tentado de ceder, pero no por voluntad propia, y sé que esto puede afectar a mi relación, e incluso puede acabar con el amor que siento por ella. ¿Tú qué harías?, ¿cómo lo ves? Muchas gracias, Coral.
Javi

La verdad es que no es una situación fácil, porque es verdad que estáis en un punto en el que uno de los dos tiene que ceder. Creo que el amor no es suficiente para construir una pareja; también se tienen que dar las condiciones para quererse bien y para poder disfrutar de una relación. Hay muchas parejas que se aman y no pueden estar juntas porque cada cual está en un momento diferente de sus vidas, o porque no conciben el amor de la misma forma, o porque tienen diferentes ritmos a la hora de avanzar en la relación, o porque cada uno desea un modelo de pareja que es incompatible con el modelo de la otra persona. Les pasa a las parejas que viven lejos, a las parejas en las que uno de los miembros tiene cargas familiares, o tiene muchos problemas, o están presos; les pasa a las mujeres que se juntan con hombres casados, o a los hombres que no quieren tener hijos y se enamoran de mujeres que quieren tenerlos…

Nos han hecho creer que el amor lo puede todo, y las historias románticas nos animan constantemente a luchar por el amor. Pero la realidad es que si no se dan las circunstancias, si no hay condiciones, pienso yo que no merece la pena empeñarse en que una relación funcione. Además, nos han hecho creer que para poder estar en pareja hay que ceder constantemente, pero no nos hablan del tremendo coste que supone ceder a los propios deseos, creencias, principios y valores. Renunciar a tu proyecto de vida puede generar en ti o en ella mucho dolor y resentimiento, y a la larga puede acabar con el amor. Yo os aconsejo que os sentéis a evaluar qué consecuencias tiene transformar la relación, o no transformarla, es decir, seguirla como hasta ahora. Y evaluar cómo os afectaría a cada uno de vosotros tener que renunciar a su proyecto vital, y si os sentiríais obligados, y cómo podríais vivir con esa sensación. Quizás tu chica tiene razón y separarse sea la única manera de que ninguno se sienta obligado a ceder. Es doloroso, pero puede que sea el momento de asumir que vuestros proyectos personales no son compatibles, que las relaciones duran lo que duran, y que a veces no es suficiente con quererse mucho. Si veis claro que no es justo que uno de los dos tenga que ceder, sacrificarse o renunciar a sus necesidades o apetencias, entonces será más fácil asumir la separación. Si elegís esta vía, espero que os podáis cuidar mucho en el proceso y que vuestra separación sea la más amorosa del mundo. Un abrazo muy grande, Javi.

Coral Herrera

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