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Deconstruir la masculinidad, ¿por dónde empezar?

Deconstruir la masculinidad, ¿por dónde empezar?
Ilustración: Nathalie Lees
Quiero que me des consejos sobre cómo trabajar mi masculinidad: mis amigas dicen que soy un antiguo y que tengo que adaptarme a los nuevos tiempos. Estoy en un momento que no sé cómo relacionarme con las mujeres: me da miedo ser un acosador cuando ligo, a veces me pongo sumiso y otras veces me pongo muy macho. No sé bien medir qué es lo que quiere una chica, no sé si podría ser poliamoroso porque me han dado una educación muy tradicional... Y ahora veo que todo el mundo está en la moda de la deconstrucción, pero la verdad que no sé ni por dónde empezar; solo sé que me gustaría ser un hombre mejor y me gustaría vivir mejor. ¿Tú qué nos dirías a los chicos como yo, que quieren empezar pero no sabemos por dónde? Gracias, Coral!
Toño

Creo que una de las claves para el trabajo de deconstrucción es aprender a escuchar: a ti mismo y a los demás. Para saber qué quieren las mujeres, lo mejor es hablar con ellas: cada una queremos cosas diferentes, estamos en procesos diversos y nos apetecen cosas distintas. Una cosa que me ha ayudado a mí en mi trabajo personal, y en el trabajo con la gente en talleres y cursos, es el método de la autocrítica amorosa. Lo que hacemos es un trabajo de autoconocimiento que nos sirve para escucharnos mejor y conectar con nosotras mismas, mientras entendemos cómo hemos aprendido los valores del patriarcado y el capitalismo. Cuando identificas la forma en que los has interiorizado a través de la cultura y la socialización, es más fácil empezar a desaprender lo aprendido y a cuestionarlo todo. La magia surge cuando te haces preguntas, se te rompen los esquemas y empieza el proceso de exploración y de investigación. El reto no es ponerse a la moda, sino más bien preguntarte a ti mismo: ¿qué me apetece realmente?, ¿qué necesito yo para estar bien?, ¿qué tipo de relaciones me gustaría tener? Hay que ser creativos para no ir a lo fácil, que es dejar una religión del amor para sustituirla por otra: eres tú el que tienes que probar a ver qué quieres, qué cosas te funcionan y cuáles no. Es un proceso de toma de conciencia: ¿qué impacto tienen en los demás mis deseos, necesidades y apetencias?, ¿qué impacto tienen en los demás mis palabras y mis acciones?, ¿cómo hago para que mis emociones no me hagan sufrir y no hagan daño a los demás?, ¿cómo hago para que las decisiones que tomo no perjudiquen a nadie?, ¿cómo uso mi poder para que mi vida y la de los demás sea más fácil y más bonita? Al final se trata de revisar las relaciones que tenemos con las cosas y con la gente: ¿nos estamos tratando bien?, ¿hay equilibrio en las relaciones, hay libertad, respeto, confianza en mis relaciones?, ¿cómo podrían mejorar mis relaciones conmigo mismo y con los demás? Creo que si todos y todas hiciésemos autocrítica, podríamos cambiar también la sociedad en la que vivimos, porque nos sería más fácil construir relaciones libres de machismo y del esquema tradicional de la dominación y la sumisión. No es fácil porque es ir un poco a contracorriente: la gente prefiere relacionarse en las estructuras tradicionales y mantener luchas de poder eternas porque es lo que todos y todas conocemos. Vivimos en una sociedad muy narcisista e individualista: cuesta encontrar a gente que se atreva a hacer cambios profundos y a imaginar otras formas de relacionarse. Por eso mi consejo es que busques a chicos que tengan las mismas ganas que tú de empezar a trabajarse los patriarcados para formar un grupo y desaprender juntos, o busca grupos ya formados dentro de tu zona, que quizás los haya. Aún son muy pocos los hombres que se están trabajando las masculinidades, pero hay cada vez más. Un abrazo grande, Toño.

Coral Herrera

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