Pasar al contenido principal

Los socios medicinales

Algo que nos cuesta mucho de comprender como colectivo es que después de todos estos años abiertos y batallando por la regularización, todavía haya personas, dentro y fuera de nuestro mundo cannábico, que cuestionen nuestra labor y nuestro compromiso.

Algo que nos cuesta mucho de comprender como colectivo es que después de todos estos años abiertos y batallando por la regularización, todavía haya personas, dentro y fuera de nuestro mundo cannábico, que cuestionen nuestra labor y nuestro compromiso. El descalificativo más habitual es el de narcotraficantes, o como me escupió un día a la cara un agente del Cuerpo Nacional de Policía: “Tú no eres más que un narcotraficante que te aprovechas de los enfermos de cáncer para hacer negocio”.

Los socios medicinales a los que se venía dispensando, gracias a la solidaridad de todos los demás socios, de forma gratuita seguro que se lo podrán contar. En cualquier caso, lo entendí como un intento de desbordarme y desestabilizarme para que al final se liara entre los dos. De esta manera podrían darme toda la caña que quisieran, para después incluso denunciarme por atentado contra la autoridad. Este agente en cuestión había estado presente en todas las detenciones anteriores; esta era la quinta. Me tomé el tiempo de mirarle de abajo arriba y le solté:

–Estoy detenido, ¿no? Pues llama a un zeta y llevarme a la comisaría, que son casi las diez y no quiero perderme la cena. Porque con usted no voy a hablar más.

Ni que decir tiene que cuando llegó el zeta me tiró sobre el capó del coche y de forma violenta empezó a cachearme; yo dejé el cuerpo en modo apagado y no opuse ninguna resistencia. Evidentemente, no me encontró nada encima.

El resto de los compañeros no sabían hacia dónde mirar. Más de alguna vez se habían topado con algún socio medicinal, le habían intervenido y encontrado marihuana o sustancia estupefaciente, como les gusta llamarla, pero al final no le sancionaban. Poco a poco fueron conscientes por boca de los propios socios medicinales de los beneficios terapéuticos que conseguían con la planta; al fin y al cabo, no son más que otras flores secas de una planta extraordinaria.

En muchas ocasiones, el propio agente le ha devuelto la bolsa al socio, o le ha incautado una parte y le ha dejado otra para poder consumirla en su casa y así poder paliar su dolencia. Sin entrar en valoraciones, en el contador de la asociación constan noventa y seis incautaciones y solo seis denuncias. Cada uno que extraiga la conclusión que quiera.

Esa noche en los calabozos, con el silencio del sueño colectivo de un montón de desconocidos, con la incertidumbre, otra vez más, de qué pasaría al día siguiente en el juzgado, me puse a pensar en todas las personas que se han acercado a nosotros buscando un remedio o un consuelo a situaciones tan duras como enfrentarse a la propia muerte o a la de un ser querido.

Tengo la suerte en esta vida de vivir sin dolor, por eso cuando empezaron a contactar con nosotros personas con situaciones de salud en la frontera de la desesperación y con episodios de dolor, intentamos en la medida de lo posible ayudar. Pero ¿cómo atender a personas con problemas de salud dentro de un club de fumadores de cannabis, donde la planta se consume simplemente por el placer de la embriaguez?

Un club social de cannabis (CSC) no es el lugar más apropiado para poder atender a estas personas. Pero el dolor estaba allí y nos encontró. Y no pudimos mirar hacia otro lado y decir que no. No somos ajenos al sufrimiento humano, sea el que sea. Así que decidimos ponernos a ello.

Sin ser médicos ni farmacéuticos, con tan solo la información que encontrábamos por internet, empezamos a ayudar, en la medida de lo posible, a la gente que nos venía con temas de salud. Pero, claro, no podía ser a todo el mundo, había que poner límites. Y ¿quién los pone?... Estuvimos unos meses perdidos hasta que de pronto se hizo la luz al encontrar a la persona que podía canalizar todo esto desde el conocimiento directo del sufrimiento y la experiencia adquirida durante años de convivir con el dolor.

Buscamos las referencias de otros CSC que venían dando servicio a esta demanda social y, después de darle muchas vueltas, creamos un protocolo, donde entre otras cosas interviene un médico con conocimientos y experiencia sobre las propiedades terapéuticas del cannabis, y al final de la consulta, si procede, extiende una receta médica, autorizando así el uso terapéutico del cannabis.

Los socios medicinales
Ilustración: Alex Red

Esto es de gran importancia desde el punto de vista administrativo, porque la marihuana si se porta por la calle, al ir acompañada de una receta médica, no puede ser objeto de sanción administrativa, al hallarse su posesión dentro de la legalidad vigente. Así, cuando algún socio medicinal salía de la asociación y era intervenido en la vía pública y comentaba que era por motivos de salud, el agente le inquiría: “¿Y me vas a decir que tienes receta?” A lo que el socio le contestaba: “Aquí la tiene, agente”. Al policía entonces no le quedaba otra que devolverle la sustancia estupefaciente y desearle buenos días.

Ni que decir tiene que el hecho de tratar con personas con problemas de salud tiene un desgaste físico, anímico y mental que hay que saber llevar para no caer en la frustración de enfrentarse a algunos casos en los que no se puede hacer nada.

Desgraciadamente también hay que aprender a lidiar con la picardía de algunos para sacar provecho. Tratar con la frustración de las personas que han puesto esperanza en la planta y, debido a su dolencia, no se les podía administrar, no ha sido fácil. En varias ocasiones desgraciadamente algunos de estos últimos han reaccionado con ira, llegando a la agresión tanto verbal como física.

Pero estas malas experiencias de trabajar bajo estas condiciones se compensan con casos como el que tuvimos de un niño de seis meses con problemas de epilepsia que, después de haber pasado en vano por todo el sistema de salud, conseguimos que pasara por la consulta de un médico especialista en el tratamiento de enfermedades con cannabis. Al niño se le administró CBD y el resultado fue un milagro. Y no se pueden dar más detalles porque, con la ley en la mano, pueden solicitar la retirada de la guardia y custodia del niño a los padres por haberle dado a su hijo sustancia estupefaciente. ¡Qué sinsentido! Por eso es necesario cambiar la ley.

Lo malo de hacer las cosas tan bien es que al día siguiente de haber tratado de forma efectiva a un enfermo se reciben veinticinco llamadas con problemas similares que hay que atender y canalizar. Llamadas que no son de cinco minutos, que son de cuarenta y cinco minutos o de hora y pico de duración, porque también simplemente el escuchar ayuda. Llamadas a la desesperada en busca de un remedio que pueda solucionar una enfermedad en fase terminal, o que por lo menos palíe o mitigue el dolor y la persona en cuestión pueda irse tranquilamente. Porque también en algunos casos se ayuda a morir de forma tranquila y digna.

Desgraciadamente no puedo nombrar ni personas ni proyectos, ahora mismo se está viviendo una ofensiva de los cuerpos de seguridad del Estado para desmantelar todo este tipo de proyectos asociativos, que siguen el modelo de CSC.

Empiezan a ser condenadas personas por formar parte de las juntas directivas de las asociaciones y tener cargos de responsabilidad. Y todo porque después de las sentencias del Tribunal Supremo no tenemos margen legal para seguir haciendo las cosas como las estábamos haciendo. Sé que esto es difícil de aceptar por parte de algunos, pero no es otra cosa que la realidad.

Esta es la razón por lo que hoy más que nunca es el momento del compromiso y de darnos cuenta de que ese cambio social que buscamos solo vendrá de involucrar a toda la sociedad en él. Tanto consumidores como no consumidores.

Puesto que la prohibición afecta trasversalmente a toda la sociedad, la regularización también lo hará. Y que nadie tenga dudas, que una de las mayores motivaciones para ese cambio es regular el acceso al cannabis medicinal para aquellas personas enfermas que lo necesiten. Tiene que ser una prioridad para todos nosotros, puesto que es un tema de salud. Por eso aplaudimos y nos sentimos partícipes de la propuesta no de ley que ha llegado al Parlamento para regular el cannabis terapéutico. No es una propuesta cualquiera, pues ha sido impulsada por el Observatorio Español de Cannabis Medicinal.

(Desde aquí, de forma anónima pero pública, te damos las gracias por haberte encontrado y por todo el trabajo que has hecho y sigues haciendo por los socios medicinales, por tu paciencia, tu compromiso, tu profesionalidad, tu lealtad y tu calidad humana. No hace falta que te nombre, sabes quién eres.)

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #232

Te puede interesar...

¿Te ha gustado este artículo y quieres saber más?
Aquí te dejamos una cata selecta de nuestros mejores contenidos relacionados:

Suscríbete a Cáñamo