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La subcomisión sobre el cannabis medicinal se prepara a fuego lento y con muchas incógnitas por delante

Los diputados tienen que tomar varias decisiones sobre el funcionamiento de la subcomisión que tendrán una importancia clave en su desarrollo.

Cinco meses después de su aprobación y un mes después de constituirse, la Subcomisión para el Estudio del Cannabis Medicinal todavía no tiene fecha para echar a andar. La comisión está en los preparativos previos y están pendientes de establecer las bases de lo que será su trabajo: estudiar cómo funcionan los programas de cannabis medicinal en otros países y escuchar a personas expertas de distintos campos con el objetivo de elaborar un informe con recomendaciones para que el Gobierno regule el uso medicinal del cannabis.

Los miembros de la comisión tienen que tomar varias decisiones para empezar que tendrán una importancia clave en el desarrollo de la subcomisión. Estas primeras decisiones son las siguientes: cuál será la fecha de la primera reunión; si se hará a puerta abierta o a puerta cerrada; qué países con programas medicinales se estudiarán; cuantos ponentes expertos van a comparecer; y quienes serán las personas elegidas para hacerlo.

La fecha de inicio de la subcomisión está por determinar y si no se programa para el próximo diciembre lo más probable es que haya que esperar casi tres meses hasta que se reúna por primera vez debido al parón de las vacaciones navideñas. Cuanto más tiempo se demore su inicio menos margen quedará de legislatura para poder aprobar una regulación en el Congreso. También está pendiente la decisión sobre si la comisión trabajará a puerta abierta, esto es, si se retransmitirá públicamente las ponencias de los expertos y las intervenciones de los diputados, o si por el contrario se hará a puerta cerrada.

Pero aún más importante será la decisión de cuántos expertos serán convocados y el perfil de cada uno. El número es importante porque si son muchos el trabajo de la subcomisión podría retrasarse durante meses para poder escucharlos a todos. Por último, están por definir los países que se van a estudiar. Aún no está claro si la subcomisión se limitará a estudiar los países de dentro de la Unión Europea, dejando fuera a numerosos países con programas funcionales desde hace años, como Canadá, Colombia o Israel.

“Lo ideal sería que la subcomisión empiece a tiempo y acabe a tiempo, que se pudieran escuchar todos los modelos posibles, que se haga a puerta abierta para que la gente pudiera seguir las comparecencias”, explica a Cáñamo Carola Pérez, presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM), una organización sin ánimo de lucro que aboga por la regulación.

Como otras organizaciones de la sociedad civil, el OECM intenta hacer llegar a los diputados el conocimiento científico sobre el cannabis y la perspectiva de los pacientes que lo necesitan como tratamiento. “Somos un grupo de personas que en ocasiones nos consultan para determinados aspectos, y en otras no nos tienen en cuenta”, comenta Carola.

Una vez definidos estos primeros aspectos la subcomisión empezará a funcionar. El objetivo de los defensores de la regulación es conseguir que la subcomisión concluya que hay evidencia científica suficiente para regular el cannabis medicinal, y que de este modo se envíe un informe al Gobierno para elaborar una ley de cannabis para los pacientes. El plazo estipulado para el trabajo de la subcomisión se estableció en seis meses, que empezarán a contar a partir de la primera reunión de trabajo.

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