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¿El cannabis como terapia psicodélica?

Las posibilidades que ofrece como tratamiento para las dolencias mentales ha hecho que algunos médicos pongan en duda que no sea una sustancia psicodélica.

El cannabis nunca ha sido ni considerado ni clasificado como una droga psicodélica. Sin embargo, las posibilidades que ofrece como tratamiento para algunas dolencias mentales ha hecho que algunos médicos pongan en duda que no sea una sustancia de este tipo.

Desde hace bastante tiempo algunos investigadores prueban terapias basadas en productos como el LSD o el psilobycin con efectos alucinógenos en tratamientos contra la depresión profunda, el estrés post traumático o la ansiedad severa.

"Psicodélico" se compone de las dos palabras griegas psyché (“mente” o “alma”) y deloun (“hacer visible”), es decir “hacer visible el alma”. El término fue acuñado por el psicólogo Humphrey Osmond en el siglo xx. Lo psicodélico siempre se ha entendido como productos que ya sea mediante alucinaciones o estados de enajenación permiten al usuario una introspección más profunda que en el estado de vigilia no psicodélico. En ese sentido el LSD tiene la fama de proporcionar unos viajes de autodescubrimiento como los que se le atribuyen a los hongos alucinógenos o el peyote.

Dicho esto, la marihuana no ha llegado a meterse dentro de este lote de psicodélicos porque no parece cumplir las condiciones que de “descubrimiento” y enajenación que el LSD, por ejemplo, sí produce. Sobre todo, la marihuana no produce alucinaciones. Como decimos, esto está cambiando entre algunos miembros de la comunidad científica.

Julie Holland, psiquiatra de la ciudad de Nueva York, presentó recientemente una charla en Londres. Comentó que existen evidencias de que la marihuana produce “desabitación”, un cambio mental, digamos, que permite que el paciente responda a recuerdos o sucesos del pasado como si fueran nuevos.

En general, la psicoterápia ha enfatizado enormemente la idea de que la curación del paciente comienza cuando es capaz de articular en un discurso coherente aquellos sucesos que le traumatizan. Esto implica “cambiar la perspectiva”, digamos, y poder ver lo que ha sucedido desde otro lugar que no sea solo la experiencia subjetiva. Contar lo que ha pasado como si lo estuvieses viendo desde fuera. En este sentido gente como la Dra. Holland consideran que el cannabis puede ofrecer ese “cambio de perspectiva” que producen otras drogas de corte psicodélico.

En cierta medida la explicación de Holland sobre porque es psicodélico el cannabis es un poco justa. Es decir, el cannabis es capaz de hacer que uno vea “con ojos nuevos” cosas que han sucedido en el pasado. Sin embargo, que esto sea considerado como psicodélico es más una cuestión semántica sobre el significado de la palabra que un hecho empírico sobre los efectos específicos del cannabis.

Tampoco sería inútil que se convirtiese esto en una discusión semántica si con ello la marihuana acaba siendo reclasificada como una droga menos peligrosa. Como sabéis, algunos países como EE.UU. mantienen a la marihuana clasificada en sus agendas políticas como de peligrosidad I junto a la heroína. En cambio, los alucinógenos y psicodélicos, siempre están una escala por debajo de la marihuana. Si el cannabis fuese considerado un psicodélico su categoría de peligrosidad se reduciría y podría utilizarse en investigaciones mucho más serias al respecto sin el miedo a que los investigadores sean encerrados.

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