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nBOMe, el ácido impostor

Hace años, si comprabas un cartón de “ácido” podían pasar dos cosas: o tenías en tus manos LSD o te habían estafado y simplemente tenías un trozo de papel absorbente. Pocos años después aparecieron DOxs en el mercado (una familia de anfetaminas psicodélicas de muy larga duración y muy potentes; una dosis cabe en un secante), vendidos en secantes hechos pasar por LSD. Hoy en día, la cosa es más complicada. Hay docenas de sustancias que desafortunadamente se hacen pasar por el mítico LSD. Entre ellas, las más peligrosas pertenecen a la familia de los nBOMes, que son primos lejanos del 2C-B y serán los protagonistas de este artículo. Se trata de fenetilaminas psicodélicas muy potentes, de duración media y potencialmente muy tóxicas. Si son tan dañinas, y teniendo el LSD como alternativa, ¿de dónde han salido y por qué la gente las consume?

Hace años, si comprabas un cartón de “ácido” podían pasar dos cosas: o tenías en tus manos LSD o te habían estafado y simplemente tenías un trozo de papel absorbente. Pocos años después aparecieron DOxs en el mercado (una familia de anfetaminas psicodélicas de muy larga duración y muy potentes; una dosis cabe en un secante), vendidos en secantes hechos pasar por LSD. Hoy en día, la cosa es más complicada. Hay docenas de sustancias que desafortunadamente se hacen pasar por el mítico LSD. Entre ellas, las más peligrosas pertenecen a la familia de los nBOMes, que son primos lejanos del 2C-B y serán los protagonistas de este artículo. Se trata de fenetilaminas psicodélicas muy potentes, de duración media y potencialmente muy tóxicas. Si son tan dañinas, y teniendo el LSD como alternativa, ¿de dónde han salido y por qué la gente las consume?

La familia de los 25x-nBOMes incluye todo compuesto con la estructura base de la imagen, donde el trozo que pone x es cualquier sustitución. Cada sustitución altera un poco el carácter de los efectos de la sustancia. Para explicarlo, quizás lo más fácil es hacerlo con un ejemplo. Pensemos en las cajetillas de tabaco: algunas son rojas, otras amarillas o azules; por dentro el tabaco puede ser negro o rubio, de liar o liado, etc. Todo esto altera la experiencia de fumar un cigarro. Sin embargo, no deja de ser tabaco, y al fumarlo todo sabe muy similar y sienta más o menos igual. Eso sí, pregúntale al marinero que fuma con pipa o al hípster que solo fuma tabaco orgánico de liar, y te asegurarán que uno no tiene nada que ver con el otro. Entre los nBOMes, algunos son más potentes y otros ligeramente más largos; algunos son legales y otros ilegales, pero las diferencias entre cada uno se deben tanto a la experiencia subjetiva del usuario como a la modificación en estructura. Hablaremos brevemente del 25C-nBOMe y del 25B-nBOMe (dos de los más populares), pero nos centraremos en el 25I-nBOMe para los ejemplos concretos, ya que está en un punto medio entre todos ellos en cuanto a dosis y efectos, y fue de los primeros de la familia en hacerse popular.

puzzle nBOME
25X nBOME

El 25I-nBOMe fue descubierto en el 2003 por Ralf Heim durante su búsqueda de un compuesto con una afinidad muy alta a los receptores 5-HT2b (los responsables de gran parte de los efectos de los psicodélicos). El 25I-nBOMe fue uno de estos compuestos y, por la información publicada en la patente, alguien con conocimientos farmacéuticos podría deducir que sería un potente alucinógeno. A partir del 2010 apareció a la venta en secantes vendidos como 25i o N-Bomb. Tiene una duración de entre 6 y 10 horas, ligeramente más corta que el LSD. En dosis altas, de unos 0,75 mg a 1 mg, puede causar fuertes efectos psicodélicos, que algunos comparan a los del LSD, pero con menos introspección o efectos mentales profundos. Estos efectos son: estimulación, sensaciones táctiles incrementadas, dilatación pupilar, empatía, alucinaciones visuales y auditivas, distorsiones visuales, cambios en la percepción del tiempo, sociabilidad y muchos más. Entre los secundarios hay también los típicos: náuseas, confusión, pensamientos repetitivos, y quizás el más importante, vasoconstricción. A diferencia del LSD, los nBOMes parece que causan problemas físicos graves, y han sido responsables de varias muertes tanto en dosis bajas como altas.

 

La dosis hace el veneno’

 

Es complicado hablar de la toxicidad de esta familia. Los casos de gente admitida en un hospital que han acabado en muerte no exhiben causas claras, sino que suelen ser complicaciones a causa de sobredosis, problemas asociados a la vasoconstricción, tensión alta, problemas cardíacos, ataques epilépticos, fallo orgánico múltiple, etc. Sin embargo, hay mucha gente que toma 1 mg (1.000 microgramos) y describe efectos moderados y placenteros, y en cambio otros han muerto con 1 mg. Un caso concreto, la muerte de una chica llamada Tara Fitzgerald, nos da un ejemplo de esta inconsistencia. Tara y su amiga tomaron dos secantes cada una que habían comprado como LSD. Dos horas después, Tara empezó a hacer ruidos raros y tener espasmos musculares, su amiga avisó a su madre y la trasladaron al hospital, donde falleció. Su amiga, en cambio, no presentó efectos secundarios.

Tabla de dosis de los diferentes tipos de nBOMe

Obviamente, no hay un control de calidad en la preparación de secantes de nBOMe, así que un secante que supuestamente contiene 1.000 microgramos no tiene por qué acercarse a esta cifra. Es más, si los secantes se preparan sin cuidado, de la misma tanda unos pueden tener más del doble que otros. Está claro que hay una dosis mortal de todos los nBOMes, y que esta dosis está mucho más cerca de la dosis recreativa que en otras sustancias. Esta dosis podría ser 2 mg, o 5, o variar muchísimo según la persona. Este es el riesgo que se corre cuando uno toma una sustancia de la que apenas tiene información formal. Pero el verdadero problema no es solamente que los nBOMes dañen a aquellos que no conocen sus riesgos, sino a los que directamente no saben que el secante de “LSD” que han comprado es un nBOMe.

 

Legalidad

 

¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Qué pasó, puesto que al principio era tan fácil conseguir LSD? Después de su prohibición a finales de los setenta, y del eficaz esfuerzo a principios de milenio de la DEA norteamericana para desvertebrar la producción y distribución global de LSD, empezó un periodo de sequía. Los cartones ya no estaban por todas partes, pero seguía habiendo una demanda de LSD. Los nBOMes caben en secantes, son mucho más baratos, y varios de ellos son legales. Para un camello con pocos escrúpulos lo más lógico es comprar unos cuantos gramos por internet, meterlo en secantes siguiendo alguna guía mal explicada y ponerse a vender “LSD”. Sin duda, la sustancia que más aparece en análisis de secantes, excluyendo el LSD, es el 25I-nBOMe. Es difícil resumir la situación mejor de lo que lo hace Earth (cofundador de Erowid) en un artículo: “Es una consecuencia mórbidamente poética de la guerra contra las drogas el hecho de que el LSD, el primer psicodélico sintético, que ha sido demonizado durante décadas, y el objetivo de operaciones policiacas extremadamente caras, parece ser mucho más seguro que sus sucesores”.

El LSD es responsable de dos muertes en las décadas que lleva disponible. La primera, un usuario que se inyectó 320 mg (3.200 veces una dosis normal), y el segundo por una dosis grande desconocida. En menos de diez años, los nBOMes han matado a varias decenas de personas.

 

Reducción de riesgos

 

¿Qué puede hacer un usuario para reducir los riesgos de consumir un secante? Primero, si vive cerca de una de las delegaciones de Energy Control, se puede pasar y analizar de forma gratuita y anónima su cartón para saber la composición exacta. Segundo, a falta de acceso a nuestro servicio de análisis, hay un test colorimétrico, el reactivo de Ehrlich, que se vuelve lila cuando entra en contacto con derivados lisérgicos; si no hay reacción, el secante no es LSD. Tercero, y como último recurso (no recomendado), si un secante sabe muy amargo o metálico, y causa sensaciones extrañas donde entra en contacto con la boca, mejor escupirlo. Los nBOMes tienen un gusto muy característico, mientras que el LSD no debería saber a nada, como mucho un regusto suave a causa de la tinta del secante. Como dato adicional, el LSD brilla bajo luz ultravioleta, mientras que los nBOMes no. Se aprecia mejor en disolución, ya que a veces el brillo del papel mismo se puede confundir con el del LSD. Como se puede apreciar en la imagen, por la parte de atrás de los secantes se ven unas líneas donde el papel brilla menos; es la sustancia tapando el papel y evitando que refleje la luz ultravioleta. Como se puede apreciar, en las esquinas se ve más oscuro. Durante el secado del disolvente usado para aplicar la sustancia, se puede congregar en las esquinas, ya que hay más superficie para la evaporación, y crear una distribución desigual.

Quizás la respuesta lógica ante una familia de sustancias tan problemática es prohibir todos los 25x-nBOMes; es una solución fácil, pero no debemos olvidar que una de las principales razones de la existencia de los nBOMes en el mercado ilícito es la prohibición del LSD. Mientras exista gente en el mundo, habrá gente que quiera tomar sustancias psicoactivas; si se prohíben o desaparecen, siempre se buscarán otras. El 25B-NBOMe, 25C-NBOMe y 25I-NBOMe ya están fiscalizados en España y en muchos otros países, pero quedan por explorar incontables familias más. Tanto si los siguientes son los NBOHs, NBFs o NBMDs, realmente, ¿es una buena idea arriesgarse a descubrir si son peores sustitutos?

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #228

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