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Cuidados para la floración: cómo afrontar la llegada del mal tiempo

La evolución del clima en la segunda mitad del verano y la primera mitad del otoño es de claro descenso de las temperaturas y las horas diarias de sol, junto a un aumento sostenido en el número de días de lluvia y la cantidad de agua que cae. Sin embargo, el clima de cada región es diferente y está claro que no tienen nada que ver La Coruña con Las Palmas de Gran Canaria. Veamos la mejor forma de actuar según el clima a que nos enfrentemos.

Las variedades clásicas de cannabis, es decir, las que no son autoflorecientes y que florecen en función del fotoperiodo, suelen dar el cambio de la fase de crecimiento a la de floración en algún momento entre mediados de julio y finales de agosto. La fecha exacta depende de la variedad cultivada y del lugar donde estemos cultivando.

Las variedades sativas que provienen de zonas ecuatoriales son las que empiezan más tarde, puesto que necesitan noches de casi doce horas para florecer, mientras que las índicas y, en general, todas aquellas que provienen de latitudes más alejadas del ecuador tienen suficiente con noches de diez u once horas, por lo que empiezan a florecer a finales de julio o principios de agosto.

Desde el momento en que empieza la floración hasta la cosecha pasan, en la gran mayoría de las variedades, entre siete y doce semanas, por lo que se cosechan entre finales de septiembre las más rápidas y finales de noviembre las más lentas. Hay algunas variedades, pocas, especialmente lentas y muy sativas, que pueden demorarse algo más y no estar listas hasta diciembre. Pero estas son las menos, y pocos cultivadores las siembran, precisamente por lo lentas que son.

Agosto

El sol abunda en agosto, se acumulan entre doscientas y más de trescientas horas en la mayoría de las regiones. Es un mes tórrido en el centro y el sur de la Península, donde se pueden alcanzar los 40 ºC, así como en la costa del Mediterráneo y en Canarias, con temperaturas medias por encima de 25 ºC. Empiezan las peligrosas tormentas de tarde, a veces fuertes y destructivas para las plantas, sobre todo en las provincias del norte de la Península y en alta montaña, donde llueve de media uno o dos días por semana. En el centro y el sur, las lluvias están aún poco presentes pero el calor aprieta tanto que hay que estar muy pendiente del riego de las plantas, ya que si les falta agua su crecimiento se resiente.

Septiembre

Las temperaturas medias bajan algo, entre tres y cinco grados, aunque siguen siendo altas, sobre todo en la primera mitad del mes. Las lluvias se extienden y aumentan, duplicándose al menos los litros caídos en el mes en casi todas las regiones. Las tormentas, a veces violentas y acompañadas de fuertes vientos o granizo, pueden causar enormes destrozos en las plantas, desgajando ramas, tronchando tallos y arrastrando cogollos por el suelo. Es conveniente anticiparse a la tormenta fijando las ramas y plantas más grandes con ayuda de cuerdas y tutores y, en la medida de lo posible, protegiéndolas del viento y de la lluvia. Conozco un cultivador que tiene las marías en un patio, en grandes macetones sobre plataformas con ruedas, lo que le permite moverlas a lo largo del día para que reciban más horas de sol y, cuando amenaza tormenta, colocarlas en un porche cubierto donde no se mojan y el viento no las agita tanto. Hay mucha diferencia entre que las plantas se mojen o no; si permanecen secas toda la floración, sufren muchos menos problemas.

En zonas húmedas escoge variedades de floración y cosecha temprana y con una cierta resistencia a los hongos. 

De media, en septiembre hay casi dos horas menos de sol al día que en agosto, en parte porque se acorta la duración de los días y en parte por los días nublados. La combinación de factores atrae los problemas: más lluvias, menos horas de sol, más fresco y las plantas más avanzadas en la floración y, por tanto, los cogollos más gruesos y densos. Los hongos hacen su aparición. En el norte, en la montaña y, en general, en las zonas más húmedas y lluviosas, los cultivadores viven estresados y pendientes de la botritis. En cuanto una planta muestra síntomas de infección, hay que cosecharla y ponerla a secar antes de que se estropee completamente. Las plantaciones en invernadero resisten mejor pero con la alta humedad ambiental tampoco se puede uno confiar; la botritis también aparece en plantas que no se han mojado pero que tienen cogollos muy gruesos y densos, por los que no corre el aire. Cuanto más al sur de la Península, más soleado y tranquilo es el cultivo en septiembre.

Tabla de lluvias, sol y temperatura

Octubre

Definitivamente ya no suele hacer demasiado calor y llueve en todos sitios, aunque no con la misma frecuencia ni intensidad. Las diferencias son notables: en La Coruña llueve de media más de doce días en este mes, que suman unos ciento treinta litros, mientras que en Las Palmas de Gran Canaria solo llueve dos días y se recogen apenas dieciséis litros. Las temperaturas medias en la Península oscilan entre los 15 y 20 ºC. Hay entre el treinta y el cincuenta por ciento menos horas de sol en octubre que en agosto. En general, en la mitad sur de la Península, la floración se completa y las plantas acaban de madurar con pocos problemas de hongos, mientras que en la mitad norte casi todas las plantas de exterior están ya, o recogidas, o a punto de ser cortadas, bien porque estén ya maduras o porque la aparición de hongos impide esperar más. Las diferencias en el clima de octubre es, probablemente, lo que más importancia tiene a la hora de determinar si una región es más o menos adecuada para cultivar. Los otoños secos y soleados son los más propicios para la maduración del cannabis.

Si se rompe alguna rama, no te alarmes y busca un rollo de cinta americana. 

En zonas húmedas es recomendable escoger variedades de floración y cosecha tempranas y con una cierta resistencia a los hongos. Es prácticamente imposible cultivar y madurar adecuadamente una variedad poco resistente en un clima lluvioso y húmedo. Da igual qué hagamos o cómo intentemos prevenir la infección: si llueve con frecuencia y la planta se moja, los hongos aparecerán con toda seguridad. Por eso, salvo que cultivemos en invernadero, hay que escoger variedades rápidas y resistentes.

En el sur, con un clima mucho más seco, las escasas precipitaciones y la baja humedad ambiental favorecen una maduración sin estrés ni problemas debidos al clima, aunque las plagas sí pueden dañar las plantas. Arañas rojas y orugas son los mayores peligros al final de la floración. Las arañas debilitan las plantas y reducen su productividad, mientras que las orugas se comen el interior de los cogollos y dejan restos que fermentan con facilidad y provocan la aparición del temido hongo botritis. En climas secos, la botritis aparece casi siempre tras el paso de las orugas y se extiende después al resto del cogollo.

Noviembre

Una media de 21 ºC y un día lluvioso semanal en Las Palmas, frente a la mitad de los días con lluvia en La Coruña y apenas 13 ºC. En noviembre, casi toda España pasa frío y lluvia, solo se salvan un poco la costa mediterránea y Andalucía, donde las temperaturas medias se mantienen alrededor de los 15 ºC y las horas de sol por encima de ciento cincuenta mensuales. Las noches ya son bastante frías y puede helar en alta montaña. Las plantas que quedan vivas, sativas en su totalidad, soportan mejor la lluvia y la humedad que las variedades índicas que se cosecharon en septiembre y octubre, pero necesitan una cierta temperatura para seguir floreciendo y madurando correctamente. En Canarias, el sur de Andalucía y la costa mediterránea todavía hace suficiente calor y las plantas acaban de madurar bien. En regiones más frías no es raro que las sativas se paren, los cogollos no engorden y la madurez parezca detenida. En esa situación hay que aguzar el ingenio para lograr que maduren. Algunos cultivadores acaban esa sativa tardía dentro de casa y junto a una ventana, pero la mayoría cosecha la planta aunque no esté totalmente madura. En general, las plantas aguantan mucho mejor el frío cuando la tierra y las raíces permanecen algo más calientes. Una buena idea es forrar las macetas con material aislante o colocarlas en un lugar más cálido, por ejemplo, junto a la salida del extractor de la cocina o junto a la caldera de la calefacción.

Tabla de lluvias, sol y temperatura

Trucos para cuando llueve

Los hongos son el peor enemigo del cannabis al final de la floración, cuando ya tiene casi todo el trabajo hecho. Mi recomendación principal es evitar en lo posible que los cogollos se mojen.

La botritis ataca más con clima húmedo continuado que con un chaparrón seguido de buen tiempo. Si las plantas se mojan con la lluvia pero luego sale el sol y se secan bien, la incidencia de hongos no será tan alta como si permanecen mojadas durante horas. Las plantas se secan antes en espacios abiertos y bien ventilados, sin paredes cerca y separadas de otras plantas.

Si viene una gran tormenta y tus plantas no tienen protección, siempre puedes extender un plástico por encima de cada una de ellas para evitar lo peor de la lluvia. Colócalo justo antes de que empiece a llover y quítalo en cuanto pare para favorecer la ventilación. Aunque se mojen un poco, no es lo mismo que recibir una gran tormenta completamente descubiertas.

Si se rompe alguna rama, no te alarmes y busca un rollo de cinta americana. Siempre que la rama no esté completamente separada de la planta se puede salvar aunque el centro esté quebrado si queda corteza uniendo ambas partes. Hay que fijar la rama en su posición original y reforzar el punto de rotura con varias vueltas de cinta americana. A veces también conviene poner cinta un poco más arriba, uniendo la rama con el tallo central para darle más soporte. Si uno o dos días después de arreglar la rama rota esta sigue bien y no se ha marchitado, lo más probable es que sobreviva. Si la rotura fue grave y la rama es grande, es buena idea clavar un tutor en el suelo para ayudar a aguantar el peso conforme vayan engordando los cogollos.

 

Cogollos mojados
Evita tocar los cogollos mojados.
Hojas marrones
Demasiadas hojas marrones secas indican que algo de agua le falta o que no llega luz al interior de la planta.
Sol secando los cogollos
El sol tras la lluvia ayuda a secar los cogollos
Cogollo húmedo
Quién sabe lo que pasa dentro de un cogollo así cuando la humedad sube.
Plantas demasiado juntas
Las plantas demasiado juntas y mojadas atraen a los hongos.
Cogollos de sativa
Los pequeños cogollos de sativa soportan muy bien el agua.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #248

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