Ya está, se acabó. La pesadilla del experimento prohibicionista que empezó en la década de los setenta se ha desvanecido. La Gran Manzana sigue a su ritmo trepidante y reivindica, de nuevo, ser refugio y escaparate de la defensa de los derechos y las libertades civiles. Además, de todos los modelos de regulación existentes en el planeta, el de Nueva York es el menos malo. Es decir, es con...