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Prevención de plagas y variedades automáticas

Autocultivo para mentes sencillas

Junio es el mes más luminoso del año y las plantas crecen con rapidez. Hay que vigilar la aparición de plagas, abonar y regar con frecuencia y dejar que la naturaleza siga su curso.

Junio es el mes más luminoso del año y las plantas crecen con rapidez. Hay que vigilar la aparición de plagas, abonar y regar con frecuencia y dejar que la naturaleza siga su curso.

Cómic Cannabis para torpes
Cómic Cannabis para torpes
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Ocultación de plantas

El cultivo de cannabis en exterior es más legal cuando menos se ve. Literalmente, la ley de protección de la seguridad ciudadana castiga los cultivos “en lugares visibles al público”. Es decir, aunque sea un cultivo para autoconsumo, si se puede ver, se puede sancionar. Por tanto, es recomendable evitar siempre que las plantas sean visibles desde la calle o por los vecinos, ya que si nos denuncian o un policía las ve, podríamos tener problemas. En jardines y huertos de casas aisladas no es difícil mantener las plantas ocultas, pero en balcones y terrazas puede ser más complicado. Hay varias formas de resolver el problema, que se pueden resumir en cuatro principios básicos para ocultar un cultivo: esconder las plantas, colocándolas siempre en los lugares más alejados de la visión del público y donde menos tráfico de personas haya; colocar setos, mallas de ocultación y sombreado, etc., para bloquear la línea de visión entre la calle y las plantas; confundir el cannabis con el medio, plantándolo junto a otras especies que ayuden a camuflarlo; y por último, alterar los contornos de las plantas con la poda o atando las ramas para que su silueta no resulte tan reconocible desde lejos.

El cultivo de cannabis en exterior es más legal cuando menos se ve.

Siempre es más fácil esconder plantas pequeñas que grandes, por eso las autoflorecientes de poca altura son las más recomendables. Pero además hay que cubrir la barandilla del balcón con una malla de ocultación o un brezo que impida la visión desde la calle. La malla se debe instalar en invierno, cuando aún no hay plantas y la gente, por el frío, sale poco a los balcones. Los primeros días tras colocar una malla llama bastante la atención por la curiosidad que despierta siempre cualquier cambio. Sin embargo, dos o tres semanas después ya nadie se acuerda ni se fija. Si no hay más remedio que ponerla cuando ya hay plantas, intenta hacerlo a una hora en que haya pocos vecinos y peatones. Por supuesto, escoge un material que no sea muy llamativo para que no destaque es exceso: si el edificio es claro, busca un cañizo amarillo; si es oscuro, escoge un brezo o una malla de ocultación negra o verde. No des problemas a los vecinos ni llames la atención con broncas, música muy alta o fiestas hasta las tantas. Si eres un amable vecino, la gente será menos propensa a denunciarte que si eres un maleducado.

Si las marías superan la altura de la barandilla, se pueden disimular con otras especies de la misma o mayor altura. Si hay distintos tipos de plantas, desde lejos cuesta distinguir el cannabis. Los clásicos soportes para colgar las macetas de la barandilla con geranios y otras ornamentales con flores ayudan a romper el verde continuo de un montón de cannabis. También es recomendable podar las plantas para reducir su altura, aunque solo se debe hacer antes de que empiecen a florecer; luego será mejor doblar los tallos y atarlos en una posición más baja pero sin podarlos.

Ilustración cultivo de cannabis

¡Ojo con el nitrógeno!

El nitrógeno es el principal componente de los abonos de crecimiento y a las plantas les sienta muy bien, pero en su justa medida. El buen cultivador usa con moderación este elemento porque, aunque favorece y acelera el crecimiento de las plantas, su exceso genera unos tejidos demasiado blandos y débiles que atraen a muchos insectos chupadores, como los pulgones o las moscas blancas, y facilitan también la penetración de hongos perjudiciales, como el oídio y la botritis. La sobredosis de nitrógeno hace que las hojas se vuelvan de color verde oscuro y, en los casos más graves, se retuerzan hacia dentro adoptando forma de garra. Cuando esto sucede hay que dejar de abonar durante unos días y regar solo con agua hasta que las hojas mejoren; también se puede aplicar un riego muy abundante en el que gran parte del agua salga por los agujeros de drenaje de la maceta para que arrastre el nitrógeno acumulado en la tierra.

No solo de nitrógeno viven las plantas. Aunque este sea el elemento que consumen en mayor cantidad, también requieren fósforo, potasio, calcio, hierro, magnesio y media docena más de minerales. Sobre todo cuando se cultiva en macetas es esencial aplicar un abono de crecimiento completo con microelementos y no solo nitrógeno.

Trucos con macetas

Si la tierra permanece siempre encharcada, las raíces se ahogan por falta de oxígeno. 

Lo más difícil cuando se cultiva en macetas es lograr que las plantas tengan en todo momento el agua y los nutrientes que necesitan. En junio y julio, las marías crecen tanto que pueden doblar su tamaño o incluso triplicarlo. Además, necesitan acumular nutrientes y prepararse para el gran estirón que pegan cuando empiezan a florecer a finales de julio o principios de agosto. En mi opinión, el mejor sistema es abonar al menos dos o tres veces por semana con un fertilizante líquido y regarlas cada día o cada dos días, dependiendo del tamaño de la planta, del tamaño de la maceta y de la temperatura ambiente.

Las macetas tienen poca tierra, y cuando se riegan y se abonan con frecuencia, es posible que las plantas no consuman todas los nutrientes por igual y se vayan acumulando sales minerales en el sustrato, especialmente en zonas donde el agua es dura, es decir, rica en cal. Si no se pone remedio, las sales acumuladas afectarán a la absorción de nutrientes por las raíces y pueden llegar a causar graves desequilibrios nutritivos en las plantas. La mejor forma de evitarlo es lavar la tierra cada dos semanas, algo que se consigue regando cada maceta con mucha agua para que atraviese el sustrato y salga por los agujeros de drenaje disolviendo y arrastrando las sales acumuladas en la tierra. Un lavado cada quince días evita que la acumulación sea excesiva y sirve de garantía para una buena cosecha.

El riego debe ser el justo, ni de más ni de menos. Si la tierra permanece siempre encharcada, las raíces se ahogan por falta de oxígeno. Por otro lado, la falta de agua deshidrata las plantas y puede llegar a matarlas. Además, cuando se seca excesivamente el sustrato, resulta muy complicado volverlo a humedecer bien, ya que escupe el agua que no consigue mojarlo. En este caso se puede favorecer el mojado añadiendo un par de gotas de jabón de platos concentrado al agua de riego. No le hará ningún mal a la planta y reducirá la tensión superficial del agua, facilitando que la tierra se empape más fácilmente.

Ata las plantas
Ata las plantas con cuerdas para darles la forma deseada y controlar su altura.
Plantas camufladas.
Una de las mejores formas de ocultar las plantas es mezclándolas con otras especies.
Pulgones en una planta de cannabis.
El exceso de abono de crecimiento favorece la aparición de insectos chupadores como los pulgones.
Cubre la barandilla con cañizo.
Cubre la barandilla de la terraza con un cañizo para que los vecinos no vean las plantas.
Semillas germinando.
En junio todavía estamos a tiempo de empezar a germinar semillas.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #246

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