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La guerra de los tweets | Agosto 2019

En esta entrega nos centraremos en una de las maravillas de este mundo, que es Brasil, y una de las pesadillas de nuestro tiempo, que es su actual presidente, Jair Bolsonaro. Detrás de este infausto personaje subyacen las aspiraciones de poder de grupos evangelistas, del estamento militar y de las industrias extractivas.

En esta entrega nos centraremos en una de las maravillas de este mundo, que es Brasil, y una de las pesadillas de nuestro tiempo, que es su actual presidente, Jair Bolsonaro. Detrás de este infausto personaje subyacen las aspiraciones de poder de grupos evangelistas, del estamento militar y de las industrias extractivas.

La guerra de los tweets

Todo ello se traduce en políticas que aplastan los derechos de las minorías y fomentan un racismo populista. Amnistía Internacional ya ha levantado la bandera de peligro ante las nuevas medidas sobre tratamiento de personas con problemas de consumo de drogas. Se vuelve a privilegiar el enfoque de la abstinencia por encima de la reducción de daños y se consigue incrementar los ingresos de las comunidades terapéuticas que en su mayoría están controladas por la iglesia. Ser consumidor de drogas o simplemente ser sospechoso de serlo ya es suficiente para que un funcionario público te obligue a estar internado (preso) hasta 90 días. Lo cierto es que el panorama en Brasil ya era complejo antes de la llegada de Bolsonaro en enero de este año. Solamente en 2017 se produjeron 65.602 asesinatos, el 75% de ellos eran negros o mestizos. Y, en este contexto, Bolsonaro flexibilizó por decreto la tenencia y el porte de armas para combatir la criminalidad. Una de las características de las “políticas de mano dura” contra el crimen y las drogas es que no pasa mucho tiempo hasta que se revela que los primeros en pasarse por el forro esas políticas son los que las aplican. Que se descubriera que un miembro de la tripulación de la comitiva del presidente es en realidad un traficante de cocaína era tan de esperar como que el Guardia Civil de turno en Sevilla se agenciara el kilito que falta en la maleta para los 40 Kg. Deseamos que el país de la alegría y el jolgorio emerja pronto de la fase de resaca que está atravesando.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #260

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