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Proyecto Hombre: “no hay que banalizar la marihuana ni su riesgo”

David García, director de Proyecto Hombre de La Rioja, ha realizado una declaración sobre el cannabis que resulta un tanto polémica.

David García, director de Proyecto Hombre de La Rioja, ha realizado una declaración sobre el cannabis que resulta un tanto polémica.

David García, director de Proyecto Hombre de La Rioja
David García, Proyecto Hombre La Rioja

García ha lanzado un par de datos que resultan chocantes, cuanto menos. Asegura que uno de cada cuatro de los que se acercan al centro de Proyecto hombre en busca de tratar su adicción vienen de la marihuana. Esto es el 26% de los casos atendidos en 2017. “La sustancia principal, aquella por la que acuden a la entidad, fue el cannabis”.

Continúa: “Hemos pasado del 18% de atenciones por esta sustancia al 26%. Eso hace que, si sumamos a esa cifra los casos relacionados con el alcohol, el 50% de los usuarios acude a Proyecto Hombre lo está haciendo bien por una sustancia legal o por otra socialmente aceptada, como es el cannabis. Es un incremento importante”, tal y como podemos leer en La Rioja.

García asegura que de entre estas visitas a Proyecto hombre en 2017 un número 92 fueron adolescentes. Este año va por los 72. “Ahora mismo estamos trabajando con 34 jóvenes que no han cumplido la mayoría de edad y con otras 12 familias». Los síntomas, abunda, son evidentes. «Se detecta un síndrome amotivacional. Empiezan a 'pasar' un poco de todo. Dejan el deporte, las extraescolares, empiezan a ir mal en los estudios pero les da igual, no tienen interés en nada, empeora la vida y la relación familiar y social. Se aíslan, consumen más...

Después de estos datos, García se dirige a las familias con un mensaje un tanto alarmante: “Deben saber que consumir no es inocuo. Ni para los jóvenes ni para las relaciones familiares. No hay que banalizar la realidad de la marihuana, hay que informarse de manera veraz de las consecuencias. Necesitamos formación, preocupación e implicación”. Advierte que se esta banalización construyó mensajes ambiguos que despistan a los jóvenes sobre si deben o no consumir: “trasladan una baja percepción del riesgo que implica su consumo. Cuando se habla de legalizarlo se está diciendo que no es peligroso. Eso hace que haya incluso cierta permisividad en algunas familias que no ven el peligro que implica su consumo”.

Para acabar deja caer la tan manida relación entre la psicosis y la marihuana, algo que está lejos aún estar científicamente probado: “Uno de cada diez usuarios han sufrido un brote psicótico. Está científicamente demostrado que afecta al cerebro y que multiplica la posibilidad de sufrir esos brotes”.

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