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Hay una droga tan casera, tan casera que, a buen seguro, hasta tu madre la tiene en la cocina. Su uso es tan común que la demanda mundial del producto –completamente legal– se estima en unas nueve mil toneladas anuales. Sus propiedades psicoactivas son conocidas desde hace milenios, siendo mencionada, por ejemplo, en el Ayurveda de la antigua India bajo el nombre de shaunda, cuyo significado es ‘fruto narcótico’.

Hay una droga tan casera, tan casera que, a buen seguro, hasta tu madre la tiene en la cocina. Su uso es tan común que la demanda mundial del producto –completamente legal– se estima en unas nueve mil toneladas anuales. Sus propiedades psicoactivas son conocidas desde hace milenios, siendo mencionada, por ejemplo, en el Ayurveda de la antigua India bajo el nombre de shaunda, cuyo significado es ‘fruto narcótico’. Y está tan claro que es una droga y es tal su relevancia que de ella han hablado investigadores del calibre de Jonathan Ott, Alexander Shulgin, Albert Hofmann y Richard Evans Schultes.

La Myristica fragans es oriunda de las islas de Banda, en Indonesia, aunque también existe una variante que crece en Papúa Guinea y otra en la India. A lo largo y ancho del planeta se usa para condimentar guisos, sopas, curris, dulces, salsas y bebidas (incluida la Coca-Cola), además de ser profusamente empleada por la industria farmacéutica y en el ámbito de la cosmética.

Como droga ha sido tradicionalmente consumida en Indonesia, en Afganistán, en Egipto, en Yemen…, y más recientemente en todo el mundo por parte de “estudiantes, presos, marineros, alcohólicos, fumadores de marihuana y otras personas privadas de sus drogas preferidas”, en palabras de Schultes y Hofmann en su obra The Botany and Chemistry of Hallucinogens (La botánica y la química de los alucinógenos).

Las sustancias presentes en el aceite esencial de este fruto pueden convertirse en anfetaminas sintéticas mediante un proceso de aminación. La MDA (y sus parientes directos como la MDMA y la MDEA) se obtiene a través de la aminación del safrol (contenido en el aceite esencial de la Myristica) y la TMA se produce con la aminación de la elemicina, igualmente presente en dicho aceite.

La Myristica fragans, por lo tanto, no solo es una droga en sí misma, sino que a partir de ella la química moderna ha creado toda una serie de nuevas drogas sintéticas, siendo la más conocida y consumida la MDMA o éxtasis.

Efectos

Los efectos tardan horas en aparecer (fácilmente más de cuatro horas) y más aún que tardan en desaparecer (fácilmente, veinticuatro horas). En un principio se manifiestan como una sensación de embriaguez, posteriormente se producen leves alucinaciones (la Myristica es considerada una sustancia delirógena), luego se cae en un estado de somnolencia en el que se disfruta de abundantes sueños vívidos y, finalmente, se entra en un prolongado y profundo sueño. Después pueden darse postefectos, como falta de concentración, cansancio, dolores musculares…

Efectos secundarios

Los efectos buscados con el consumo suelen venir acompañados de otros no deseados como son: náuseas, vómitos, diarrea, sequedad de boca, sed, escalofríos, dificultad para hablar, pérdida de coordinación corporal, calambres, delirio…

Balance entre efectos y efectos secundarios

Nuez moscada

El resultado de sopesar el producto final que se obtiene al tomar en consideración los efectos deseados y los indeseados viene a ser que, a pesar de tratarse de una sustancia de facilísimo acceso, bajo precio y perfectamente legal, su uso como droga recreativa es muy limitado, reduciéndose, en última instancia, a su empleo –como ya señalaran Schultes y Hofmann– por parte de personas privadas del acceso a otro tipo de drogas (como, por ejemplo, los presos) y a su uso por parte de jóvenes y adolescentes en busca de un colocón barato en sus primeros escarceos con las drogas. Aun cuando, todo hay que decirlo, también hay individuos ya curtidos que le tienen cogido el punto y la dosis y que disfrutan de esta sustancia psicoactiva tan ricamente como ustedes disfrutan de sus drogas predilectas.

Conclusión

En mi caso, como en el del común de los mortales, lo de probar esta droga me da una pereza insuperable. Aunque hace tiempo que tengo en mente catarla, siempre se me acaba pasando la ocasión. Recientemente, comenté con un amigo que iba a consumirla para escribir un artículo. Finalmente no la tomé, pero él sí. Esa misma noche se fue corriendo a casa y se tomó un bote entero (aproximadamente, 40 g –la dosis psicoactiva es de los 10 g en adelante, y 20 g es ya una dosis alta). Más adelante su compañero de piso se lo encontró en el pasillo lamiendo la pared y gritando desesperadamente: “¡Yo quería cocaína, yo quería cocaína!”. Con lo que, si yo, personalmente, ya tenía pocas ganas de tomarla, con este incidente se me terminaron de quitar del todo. De tal manera que, como pueden ver, vengo a poner fin a esta serie de artículos hablándoles de una droga que aún no he consumido. En su defecto, para que se hagan una idea sobre el asunto, les ofrezco un trip-report tomado de los muchos que hay en Erowid sobre esta especia psicoactiva:

Nuez moscada (Myristica fragans): no merece la pena.

Autor: Tryp

Oí hablar de los efectos psicoactivos de la nuez moscada y decidí probarla. Esto es lo que pasó:

  • 00 h: tomo 20 g de semillas de nuez moscada pulverizadas.
  • 8.00 h: siento náuseas y decido echarme a dormir.
  • 16.00 h: me despierto encontrándome mal y un poco mareado.
  • 16.30 h: me encuentro mucho peor, mucho más mareado. Vomito.
  • 17.00 h: me encuentro un poco mejor pero extremadamente mareado. Leves distorsiones visuales.
  • 18.00 h: me desmayo en la cama.
  • 11.30 h: m la mañana siguiente me despierto sintiéndome un poco mareado pero sin encontrarme mal del todo.
  • 13.00 h: los efectos van desapareciendo.
  • 15.00 h: vuelta a la normalidad.

En conclusión, debo decir que no disfruté de la experiencia, que no la repetiré y que no recomiendo a nadie que lo haga.

Fotos: Alberto Flores

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #240

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