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Ocho trucos para no arruinar tu cosecha

Ha llegado el gran momento: los cogollos acaban de madurar, los estigmas se marchitan y la resina impregna las flores. Es hora de cosechar tus cogollos, manicurarlos con esmero, secarlos y curarlos en condiciones óptimas. Aquí te resumimos a todo color los pasos a seguir para que tu cosecha culmine en un cannabis de calidad, rico en psicoactividad, aroma y sabor.

08 Trucos para no arruinar tu cosecha
08 Trucos para no arruinar tu cosecha
08 Trucos para no arruinar tu cosecha
08 Trucos para no arruinar tu cosecha
08 Trucos para no arruinar tu cosecha
08 Trucos para no arruinar tu cosecha
08 Trucos para no arruinar tu cosecha
08 Trucos para no arruinar tu cosecha

 

Una vez has cortado las plantas, a lo largo de varias semanas, el cannabis pierde la humedad, sus cannabinoides se descarboxilan, la clorofila se descompone y los terpenos más volátiles se evaporan. Estos procesos permiten la conservación del cannabis a largo plazo, generan su psicoactividad, mejoran el sabor y alteran el aroma final.

Lavado y cosecha

Antes de cortar recuerda que la mejor receta para evitar que tus cogollos se queden con mal sabor y el humo te pique en la garganta es dejar de abonar las plantas dos semanas o tres antes de cosecharlas y regarlas sólo con agua. Esta técnica fuerza a las plantas a consumir los nutrientes de reserva limpiando los cogollos de minerales innecesarios. Las plantas deben llegar al día de la cosecha con muchas hojas grandes amarillas, un síntoma de que el lavado ha surtido efecto. Si las plantas no amarillean al final, el lavado ha sido insuficiente.

El grado de madurez de la planta se determina observando el estado de los estigmas o de las glándulas de resina. Si la mayoría de los estigmas se han marchitado o si las glándulas de resina están empezando a adoptar color ámbar se considera que las plantas están listas para la cosecha. Cuando los cogollos estén maduros se corta la planta por la base del tronco. Hay quien prefiere hacerlo a primera hora del día mientras que otros cultivadores cosechan al atardecer. Lo que sí es muy importante es evitar cortar las plantas cuando están mojadas por el rocío o la lluvia, para reducir el riesgo de que se desarrollen hongos durante el secado.

Planta de cannabis
Camino de la cosecha, hojas amarilleando, cálices madurando.

Manicura de hojas

Tras la cosecha, antes o después del secado, se deben manicurar los cogollos, es decir, eliminar todas aquellas hojas que no tengan resina. Este proceso es lento y laborioso y se emplean no menos de diez horas de trabajo por kilo de cogollos, pero es muy importante. Cuanto más meticuloso se sea en este proceso de manicura mejor aspecto final tendrán los cogollos. La manicura se puede hacer antes o después del secado. Lo más normal es hacerlo antes porque resulta algo más fácil, aunque obliga al cultivador a dedicar muchas horas para manicurar toda la cosecha en unos pocos días. Manicurar los cogollos tras el secado tiene dos ventajas: por un lado, los cogollos se secan protegidos por las hojas, lo que evita que pierdan glándulas de resina por golpes o roces, la segunda ventaja es que el manicurado se puede hacer poco a poco a lo largo del año, al ritmo en que se vayan consumiendo.

Los cogollos están secos cuando al forzar los tallos estos se quiebran en lugar de doblarse

Algunos cultivadores comerciales intentan ahorrarse este trabajo y manicuran muy poco, por lo que el consumidor acaba recibiendo un material de menor calidad ya que junto a las resinosas flores le dan hojas de mucha menor potencia. En los últimos años han ido apareciendo máquinas manicuradoras que aceleran el proceso pero a costa de dañar los cogollos ya que hacen que se desprendan muchas glándulas de resina y empeoran el sabor del cannabis al impregnarlo de los jugos que se desprenden al cortar las hojas. La hierba manicurada a máquina pierde cualidades respecto a la manicurada a mano y debería comercializarse a menor precio.

Secado

Las plantas se ponen a secar colgándolas boca abajo, de una cuerda o de un tendedero portátil, en una habitación fresca, oscura, seca y ventilada, dejando una puerta o ventana medio abierta para que corra el aire y se mantenga una buena ventilación. También se pueden desprender los cogollos de los tallos y secarlos sobre mallas extendidas. Este sistema tiene la ventaja de que el secado en mucho más rápido y la desventaja de que los cogollos quedan un poco chafados por el lado que toca la malla.

Cada uno o dos días, sobre todo si la humedad ambiental es muy alta, hay que revisar las plantas en busca de signos de moho u hongos. Si se descubre algún cogollo contaminado con crecimiento algodonoso de color gris o marrón hay que sacarlo inmediatamente del secadero para que no contamine al resto e intentar acelerar el secado del resto de la cosecha, aumentando la temperatura ambiental con un calefactor, la aireación con un ventilador o ambas.

Manicurar los cogollos tras el secado tiene la ventaja de que se puede hacer poco a poco, al ritmo en que se vayan consumiendo

En función de las condiciones ambientales el secado suele tardar entre una y cuatro semanas en completarse. Los cogollos están secos cuando al forzar los tallos estos se quiebran en lugar de doblarse.

El grado de secado de los cogollos es muy importante. Un cogollo mal secado genera un humo mucho más irritante y se apaga constantemente. Por el contrario, si está demasiado seco se convierte en polvo en cuanto se intenta desmenuzar. En el punto óptimo de secado, el cannabis debe conservar una cierta elasticidad, quemar uniformemente y no apagarse continuamente.

Curado y conservación

Un poco antes de llegar al secado completo, cuando las hojas y la parte exterior de los cogollos estén crujientes, pero aún se note algo de humedad en el centro, se pasa al proceso de curado. Los cogollos se introducen en botes de cristal, cajas de cartón o bolsas de papel. La idea es limitar la aireación para que se terminen de secar lentamente. Cada día se abren los recipientes durante un rato para que se aireen y se vuelven a cerrar. Este proceso continúa hasta que la hierba está completamente seca. Durante el curado los cogollos acaban de secarse y pierden clorofila, lo que mejora el sabor final y altera el color verde, volviéndolo de color más apagado y amarillento. Cuanta más clorofila se descomponga, más suave será el sabor de la maría al fumarla. El proceso de curado dura de dos a seis semanas. No conviene apresurar el proceso ya que el curado más lento es el que mejor resultado da.

Una vez esté completamente seco, se debe guardar el cannabis es recipientes herméticos que impidan que se vuelva a rehumedecer. Un periodo de reposo de varias semanas tras el curado afina aún más el aroma y mejora las cualidades organolépticas de los cogollos. La conservación del cannabis a largo plazo debe hacerse siempre en condiciones que lo aíslen de la luz, el calor y el aire que son los peores enemigos del THC.

 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #262

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