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Lou Andreas-Salomé

Visitó España en 1905, pero una corrida de toros la espantó de tal modo que no regresó a la península. Con pasmosa sincronía, conoció a Nietzsche en 1882; a Rilke, en 1897; a Freud, en 1912. "De todos los encuentros, el de Salomé es para mí el más precioso y fructífero", declaró el primero en 1884; "Entre sus manos ha nacido mi obra", afirmó el segundo a propósito de los poemas de El libro de las horas (1903); "Gracias a su trabajo intelectual, he comprendido en qué consiste lo exquisitamente femenino", reconoció el tercero en 1931. Lou Andreas-Salomé (San Petersburgo, 1861; Gotinga, 1937) es autora de una serie de 190 aforismos, acuñados el mismo año en que sus pasos se cruzaron con los del máximo virtuoso del género: Nietzsche. La predilección de este por la escritura fragmentaria, nos explica, respondía a su enfermedad y a su modo de vida nómada, colmado de interrupciones: el aforismo era para él la única forma posible de síntesis. El título de la colección, El nudo de Stibbe, evoca uno de los escenarios de la famosa encrucijada sentimental vivida por ambos y por el también filósofo Paul Rée. ¿Qué pensaba en 1882 una valiente mujer europea de 21 años? 

Así como el anhelo espiritual de los enamorados proviene del anhelo físico, el tedio espiritual en el matrimonio proviene a menudo del tedio físico.

El amor feliz muere de saciedad, el amor infeliz muere de hambre.

Para preservar la pureza de una amistad entre diferentes sexos es necesaria una pequeña antipatía física o una gran antipatía espiritual.

La profundidad del amor se halla en la amistad.

El amigo da, el amante exige.

El consuelo del dolor desconsolado es su grandeza.

La verdadera modestia es la expresión de una riqueza innata.

Podría llegar un tiempo en que solo los pequeños pensadores tuviesen grandes ideas.

Hay dos temperamentos opuestos. Uno, siente la felicidad pasada como posesión; otro, como pérdida.

Existe una gran felicidad, pero ninguna felicidad duradera.

El odio es un interés todavía más intenso que el amor.

Es en la despedida cuando más amamos.

Se es más sincero con el otro que con uno mismo.

Plantear problemas no exige menos inteligencia que resolverlos.

El arrepentimiento es un regreso al hogar.

Lo más seguro para aumentar el amor que se enfría es torturarlo.

Los disgustos estropean el carácter, el sufrimiento lo educa.

La mayor parte de los hombres nunca supera sus medios para alcanzar un fin.

La conciencia experimenta satisfacción ante ciertas faltas, y pesadumbre ante ciertas virtudes.

Muchos distanciamientos se originan por estrechas proximidades.

No hay camino que conduzca de la pasión sensual a la simpatía espiritual, pero sí de la segunda a la primera.

La amistad entre sexos diferentes es una noble inclinación.

El amor puede ser algo más que compartir sentimientos, puede ser una lucha compartida.

Lo más frecuente es que un amigo separe a dos amigos y un enemigo reúna a dos enemigos.

El amor es una noble planta artificial, pero exige el talento del jardinero.

No es raro que dos personas se amen, pero sí que estén de acuerdo.

Cuanto mayor es el amor, más arriesgado es el matrimonio.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #262

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